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Provincia de Cádiz

“La Junta nos tiene que devolver a nuestra hija ya”

Una pareja de Chiclana denuncia que, pese a encontrar casa como les pidió la administración, sigue adelante el procedimiento de adopción de su niña.

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  • Mila y Jorge, en el dormitorio preparado para su hija, ahora mismo bajo custodia de la Junta. -

La Junta de Andalucía considera que Mila y Jorge no atendían debidamente a su hija, pero los padres de la pequeña muestran la cartilla del niño sano que dan fe de las visitas regulares al pediatra y la de las vacunas, con los sellos estampillados de cada una de las dosis administradas de acuerdo con el calendario del Servicio Andaluz de Salud. Solo unos días después del 18 de febrero de 2020, cuando los técnicos de Servicios Sociales, acompañados de hasta ocho agentes de la Policía Autonómica, se la llevaran, irrumpiendo a la fuerza en la vivienda de los abuelos maternos, en la que vivían, le comunicaron que tenía plaza en la guardería que solicitaron.

“Mi hija estaba atendida y era feliz”, asegura mientras señala a la pantalla del móvil, en la que se ve a la niña bailando y sonriendo en un vídeo, dando sus primeros pasos, en otro. La situación insalubre de la vivienda por parte de la administración local tampoco se corresponde con la realidad, sostiene. Ni había excrementos de gato por todo el piso y en los colchones ni la casa estaba llena de basura. “Trabajamos en el mercadillo” y la mercancía que ponen a la venta estaba allí, explica.

En cualquier caso, apenas un año y medio después, Mila y Jorge han encontrado una casa en Chiclana, pequeña, pero con dos habitaciones, para poder recuperarla. La vivienda tiene los muebles justos para vivir, pero está limpia y parece confortable. La pareja ha acondicionado con esmero el dormitorio para su hija, porque confían en que regrese pronto.


Pese a que la Junta, no obstante, insiste en que la retirada es la mejor opción porque “los indicadores de riesgo y desamparo siguen presentes en la dinámica pasado el tiempo que se determinó para la recuperación, sin mejoras ni previsión de cambios”. Y amenaza con proseguir con la adopción.

No en vano, Mila y Jorge temían que este pasado miércoles fuera la última visita que podrían hacer a su hija, tal y como le advirtió una de las funcionarias unos días atrás. Por el momento tendrán otra más, mañana, y remarcan que su abogada, Tamara Huelga, mantiene que no se puede continuar con este procedimiento dado que la Audiencia Provinical de Cádiz no ha resuelto todavía el asunto.  

Efectivamente, hasta ahora solo hay una sentencia provisional que muestra el abuelo de la pequeña, Adelardo Osteneiro, subrayada, en la que se pueden leer sospechas y conjeturas de los técnicos de los Servicios Sociales, pero no certezas, advierte.

Y, en cualquier caso, Mila asegura que ni hay tensiones familiares, ni ella sufre trastorno mental, ni su marido tiene cuentas pendientes con la justicia.

“Tenemos derecho a otra oportunidad, hemos cumplido con lo que pedían”, implora la joven, que no comprende cómo la administración puede darle por toda respuesta ante los cambios que han introducido en su vida que es tarde.

“¿Cómo puede ser tarde?”, se pregunta, cuando es ostensible durante las visitas semanales que “la pequeña se encuentra perfectamente con nosotros”. “Se divierte, disfruta del tiempo y solo se le cambia la cara cuando tiene que marcharse”, asegura. La última vez, se agarró a las piernas de su padre. “Parece que tuviera miedo, está triste cuando nos separamos...”, agrega, mientras sostiene una foto enmarcada de los tres y señala una vez más la habitación, los peluches sobre la cama, la estantería que tienen que colgar, para insistir en que el dormitorio está listo para ella.

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