Un estudio mundial codirigido por la National University of Ireland Galway sobre las causas de los accidentes cerebrovasculares ha descubierto que uno de cada 11 supervivientes experimentó un periodo de ira o malestar en la hora previa al mismo y uno de cada veinte pacientes había realizado un gran esfuerzo físico, según publican en la revista 'European Heart Journal'.
Los presuntos factores desencadenantes han sido identificados en el marco del estudio mundial INTERSTROKE, el mayor proyecto de investigación de este tipo, que ha analizado 13.462 casos de ictus agudo, en los que han participado pacientes de diversos orígenes étnicos de 32 países.
El profesor Andrew Smyth, catedrático de Epidemiología Clínica de la NUI Galway, director del HRB-Clinical Research Facility Galway y nefrólogo consultor de los hospitales universitarios de Galway y uno de los investigadores principales, recuerda que "la prevención del ictus es una prioridad para los médicos y, a pesar de los avances, sigue siendo difícil predecir cuándo se producirá un ictus".
"Muchos estudios se han centrado en exposiciones a medio y largo plazo, como la hipertensión, la obesidad o el tabaquismo --prosigue--. Nuestro estudio pretendía analizar las exposiciones agudas que pueden actuar como desencadenantes".
La investigación analizó los patrones de los pacientes que sufrieron un ictus isquémico -el tipo más común de ictus, que se produce cuando un coágulo de sangre bloquea o estrecha una arteria que conduce al cerebro- y también una hemorragia intracerebral -menos común y que implica una hemorragia dentro del propio tejido cerebral-.
El profesor Smyth añade que han analizado dos factores desencadenantes distintos. "Nuestra investigación descubrió que la ira o el malestar emocional estaban relacionados con un aumento de aproximadamente el 30% del riesgo de ictus durante una hora después de un episodio, con un aumento mayor si el paciente no tenía antecedentes de depresión. Las probabilidades también eran mayores para quienes tenían un nivel educativo más bajo".
"También descubrimos que el esfuerzo físico intenso estaba relacionado con un aumento de aproximadamente el 60% del riesgo es de hemorragia intracerebral durante la hora posterior al episodio de esfuerzo intenso --resalta--. El aumento era mayor en las mujeres y el riesgo era menor en las personas con un IMC normal. El estudio también concluyó que no había un aumento con la exposición tanto a los desencadenantes de la ira como al esfuerzo físico intenso".
La coautora del trabajo, la doctora Michelle Canavan, médico consultor de accidentes cerebrovasculares de los Hospitales Universitarios de Galway, subraya que que su mensaje "es que la gente practique el bienestar mental y físico a todas las edades. Pero también es importante que algunas personas eviten realizar grandes esfuerzos físicos, sobre todo si tienen un alto riesgo cardiovascular, y que adopten un estilo de vida saludable con ejercicio regular".
El estudio global INTERSTROKE ha sido codirigido por el profesor Martin O'Donnell, catedrático de Medicina Neurovascular de la NUI Galway y médico asesor en materia de accidentes cerebrovasculares de los Hospitales Universitarios de Galway, en colaboración con el profesor Salim Yusuf, del Instituto de Investigación en Salud de la Población de la Universidad McMaster y de Hamilton Health Sciences (Canadá).
"Algunas de las mejores formas de prevenir el ictus son mantener un estilo de vida saludable, tratar la hipertensión arterial y no fumar, pero nuestra investigación también muestra que otros acontecimientos, como un episodio de ira o disgusto o un periodo de gran esfuerzo físico, aumentan independientemente el riesgo a corto plazo --recomienda el doctor O'Donnell--. Queremos subrayar que un breve episodio de esfuerzo físico intenso es diferente a la realización de actividad física regular, que reduce el riesgo de ictus a largo plazo".