El tiempo en: Vejer

Arcos

'Los alterados'

"... a todos que en estos días tan ruidosos, tan alterados, saquen algo de su tiempo para ese viaje interior que es, siempre, tan enriquecedor”

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  • Nacimiento del arcense Andrés Benítez García. -

PEDRO SEVILLA

De Ortega y Gasset estoy leyendo unos artículos sobre alteración y ensimismamiento que en estos días navideños me están haciendo caer en la cuenta de muchas cosas. La idea de este filósofo es que el ser humano, al contrario de los animales, puede y debe buscar partes de su tiempo y su biografía para ensimismarse, para adentrarse dentro de sí mismo, para oírse por dentro, para meditar y encauzar su propia vida. Los animales son pura alteración, o sea, viven hacia afuera: el ñu se acerca a beber a las orillas del Nilo pero no está en lo que está, que es beber, sino con todos los músculos en tensión y dispuesto a huir  a la más mínima porque sabe que el cocodrilo puede darle una dentellada y arrastrarlo a lo hondo. El gorrión, tan entrañable y amistoso, no abandona nunca sus nerviosas precauciones, aunque algunos tienen la adorable desvergüenza de  comer de nuestro propio plato. Los animales viven siempre alerta, en tensión, en alteración. ¿Y qué nos estás contando esta Nochevieja, Pedro?, dirán algunos de ustedes. ¿No tendrías que aprovechar este artículo para desearnos feliz Año Nuevo?, dirán otros. Pues claro que sí. Esta última hoja del año es para eso, para desear a todo el mundo lo mejor para el nuevo año. Pero como un escritor no debe nunca dar puntada sin hilo, o sea, no debe desaprovechar nunca unos centímetros de prosa, aprovecho mi felicitación y mis mejores deseos para aconsejar a todos que en estos días tan ruidosos, tan alterados, saquen algo de su tiempo para ese viaje interior que es, siempre, tan enriquecedor. Los que nos ven como simples consumidores, los que no quieren más que vendernos cosas, nos prefieren alterados, pendientes de lo de fuera, para tentarnos con sus publicidades y sus paraísos de mentira. Por eso la meditación, el razonamiento y el silencio, que son gratis, no están hoy de moda. No estoy aconsejando a nadie que se retire a un monasterio, ni que haga voto de silencio en estos días. Pero todos tenemos un castillo interior, una morada interior como la de Santa Teresa, donde podemos recluirnos para entendernos  nosotros  mismos, para meditar y de paso para evitar que nos vendan la moto estos maestros del consumismo sin freno que nos ven como eso, como simples paganos, de pagar. Feliz Año, paisanos.

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