Beneficiaria de miles de millones de euros de las arcas del Estado portugués, la aerolínea TAP se ha convertido en la piedra en el zapato del socialista António Costa, a quien le llueven críticas de sus adversarios en la campaña electoral y hasta de un antiguo accionista que le ha exigido disculpas.
"Compramos (TAP) para prevenir precisamente que aquel accionista privado que no merecía confianza no se la cargara el día que fuese a la quiebra. En 2020, las empresas del señor (David) Neeleman fueron cayendo en todo el mundo", dijo Costa.
El comentario del primer ministro, durante un debate televisivo con el líder de la oposición conservadora, Rui Rio (PSD, centroderecha), justificaba la decisión tomada por su Gobierno en 2020, cuando la pandemia dejó a TAP al borde del abismo.
El Estado portugués, que ya tenía el 50 % del capital del grupo, llegó entonces a un acuerdo con los accionistas privados para comprar otro 22,5 % e inyectar ayudas, lo que supuso la salida del accionariado del empresario estadounidense David Neeleman.
Desde entonces, la Comisión Europea ya ha dado luz verde a ayudas públicas para TAP que rondan los 3.200 millones de euros, a cambio de un plan de reestructuración que obliga a contrapartidas como la venta de empresas o desprenderse de franjas horarias en el aeropuerto de Lisboa.
NEELEMAN EXIGE DISCULPAS
Pero al antiguo accionista no le han gustado las palabras de Costa, que llegó a decir también en el mismo debate que sin la intervención del Estado "cuando el señor Neeleman fue a la quiebra en todo el mundo, TAP habría caído en el agujero" con él.
Neeleman le ha exigido que pida disculpas por utilizar "afirmaciones falsas" que afectan a su reputación.
Lo cierto es que el empresario, con varios negocios en el sector de la aviación, no parece estar cerca de la quiebra.
Su principal empresa, la brasileña Azul, sigue operando y en los últimos meses ha mostrado interés por comprar otras compañías del sector, como la chilena Latam.
Neeleman también lanzó una nueva aerolínea en 2021, Breeze Airways, que opera vuelos domésticos en Estados Unidos.
Costa, no obstante, no piensa disculparse. "Era lo que faltaba", ha dicho esta semana en un acto electoral.
LOS ADVERSARIOS NO LO OLVIDAN
Los adversarios políticos de Costa no quieren dejar pasar el incidente y se han posicionado del lado de Neeleman.
"Tiene razón, el primer ministro claramente faltó a la verdad al decir que el empresario está en la quiebra", dijo Rio, que consideró "correcto" que le pida disculpas porque su reputación fue "herida".
Los líderes de los democristianos (CDS), Francisco Rodrigues dos Santos, y de Iniciativa Liberal, João Cotrim de Figueiredo, fueron más allá y defendieron que el socialista debe pedir perdón a todos los portugueses.
El líder liberal ya había arremetido contra Costa por el tema TAP en otro debate esta semana.
"Sé que va a Ponta Delgada con Ryanair", le dijo después de que medios locales informasen de que el primer ministro tuvo que viajar a Azores con la low-cost -muy crítica con los planes para TAP- porque no había vuelos de la aerolínea portuguesa que le permitiesen llegar a tiempo a sus actos de campaña.
TAP ha sido uno de los temas que más ha polarizado a los partidos durante esta campaña incluso antes de la polémica con Neeleman, ya que a derecha e izquierda han criticado, de diferentes formas, los pasos seguidos por el Gobierno socialista con la aerolínea.
Mientras desde la derecha defienden que vuelva a ser privatizada, desde el otro lado del hemiciclo critican las contrapartidas prometidas a Bruselas en el plan de reestructuración.
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La aerolínea TAP, una piedra en el zapato de Costa en la campaña
Le llueven críticas de sus adversarios en la campaña electoral y hasta de un antiguo accionista que le ha exigido disculpas
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