A los dirigentes públicos se les debe exigir entrega en su responsabilidad, mesura y equilibrio en la toma de decisiones y decencia en el uso del erario público. El acierto o no en sus actos o consecuencias depende de muchas variables, pero siempre debe venir predeterminado por la buena voluntad y el raciocinio bien empleado y asesorado. No ha sido el caso de algunos nombres propios de esta semana, como el portavoz de Vox en Andalucía, Manuel Gavira, negándose a acoger a refugiados ucranianos, muchos de ellos menores, en suelo andaluz porque estas personas, a su juicio, deben quedarse en países vecinos. Una explicación tan inconsistente como peregrina e incluso con tintes racistas que además entra en contradicción con el mensaje xenófobo de esta formación de ultraderecha sobre los inmigrantes magrebíes y subsaharianos. Si aplicamos el mismo silogismo de los refugiados en países vecinos, los migrantes del norte de África deben huir del hambre y de las guerras al país vecino que es España.
Otro suspenso respecto a las conductas colaterales por la invasión rusa a Ucrania se lo lleva el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, negándose a devolver la medalla que le entregó Vladimir Putin tras la apertura del Museo ruso en la capital malagueña en reconocimiento a las relaciones culturales entre esta ciudad y Rusia. Finalmente, la presión bien ejercida por el presidente y el vicepresidente de la Junta han hecho reflexionar al regidor malagueño. No tiene sentido que muchos países estén enviando armas y estén congelando las fortunas y patrimonios de oligarcas rusos, y aquí alguien piense en conservar una medalla impuesta por el dictador Putin a quien pronto deberemos llamar genocida.
Y otro suspenso, aunque no tenga que ver con Ucrania, hay que dárselo por partida doble a la vicepresidenta segunda del Gobierno, ministra de Empleo y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz. Primero porque ha tardado casi 3 años en pisar Andalucía. El estallido de Linares, la huelga del metal en Cádiz, el cierre de Airbus de Puerto Real y los datos de paro hubieran requerido que se dignara a pisar antes, mucho antes, por primera vez suelo andaluz.
Periodo de ausencia que le ha dejado además sin tiempo para armar en Andalucía, ante la inminencia de las elecciones autonómicas, esa candidatura de unidad a la izquierda del PSOE. Así que habrá cuatro papeletas de izquierda: los socialistas, Unidas Podemos, Andaluces Levantaos de Más País y Andalucía por sí, y los anticapitalistas de Adelante Andalucía. Todo un galimatías que nos cuesta descifrar a los periodistas y a los políticos que estamos enfrascados a diario con estas nomenclaturas. Pues, ¡imagínense para los ciudadanos de a pie!
