El comisario José Manuel Villarejo no es realmente un tipo demasiado relevante, pero ha estado siempre junto a las personas que sí han tenido capacidad de decisión política y económica. Durante años, explica Gloria Elizo, abogada, ex jueza, parlamentaria por Unidas Podemos y vicepresidenta tercera del Congreso de los Diputados, almacenó horas de grabaciones de todas ellas en las que les encargaban servicios secretos, en su mayoría ilegales que le reportaron una auténtica fortuna y un poder que creía ilimitado.
Hasta que cayó en desgracia y comenzaron a salir a la luz pública pestilentes casos de corrupción. Siete de ellos protagonizan El emérito de las cloacas, libro sobre el siniestro personaje escrito por Elizo con Pablo M. Fernández Alarcón, publicado por Escritos Contextatarios y que será presentado por la autora este jueves, a las 20.30 horas, en la Fundación Cajasol, con entrada libre hasta completar aforo, y la participación de Teresa Rodríguez.
La trayectoria vital y profesional de Villarejo solo se comprende, explica Elizo, por una Transición fallida. El núcleo duro de la Policía política franquista dirigió la modernización de la Policía en los albores de la democracia y se coló en las empresas más importantes del país. Parte de los cuerpos de seguridad del Estado, el poder judicial y los medios de comunicación acabaron en la órbita del conocido como Señor de las Tinieblas. Y éste tomó protagonismo en las luchas de poder en el seno departidos políticos como PP y PSOE, empresarios, y hasta traficantes de drogas y de armas, vinculados hasta el propio don Juan Carlos.
En muchas ocasiones, los episodios narrados en el libro, aún en los juzgados, tienen un punto cutre insoportable, como el del Pequeño Nicolás, contra quien ejerce la acusación particular Unidas Podemos. “Es un personaje infantiloide, con poca inteligencia, pero puso en jaque una operación de blanqueo de dinero internacional con Guinea Ecuatorial” millonaria.
Elizo, quien teme que el ex comisario salga indemne en sus causas judiciales, advierte de que no es el único: “Hay muchos Villarejos”, por lo que defiende avanzar decididamente en las medidas anticorrupción y de regeneración, así como poner en valor las instituciones democráticas, con una nueva ley de secretos oficiales que arroje luz a los periodos ocultos de nuestra democracia, renovando el poder judicial y, sobre todo, involucrando a la ciudadanía en la toma de decisiones. “Quince años del empleo de la corrupción mediáticamente ha provocado una gran desafección política”, lamenta.
