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El Gobierno presiona para evitar que Fariñas muera

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, informó ayer de que su departamento está haciendo gestiones ante el régimen castrista para tratar de evitar el fallecimiento del periodista disidente Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace ocho días.

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El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, informó ayer de que su departamento está haciendo gestiones ante el régimen castrista para tratar de evitar el fallecimiento del periodista disidente Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace ocho días.

Moratinos expresó su preocupación por el estado de salud de Fariñas, aunque confió en que su caso se pueda resolver y no termine como el del también disidente Orlando Zapata, quien murió la pasada semana después de una huelga de hambre de más de 80 días.

Moratinos hizo estas declaraciones a los periodistas en el vuelo que le llevó a Barcelona procedente de Georgia, última escala de su gira por el Cáucaso Sur.

Fariñas ha aseverado que seguirá “hasta las últimas consecuencias” su protesta, a pesar de que tuvo el miércoles un choque hipoglucémico, se desmayó y fue hospitalizado por tres horas para hidratarlo e inyectarle azúcares.

“Voy a seguir mi ayuno. Esto es una protesta, no es un suicidio. Continúo (...) hasta las últimas consecuencias”, declaró el sicólogo y periodista de 48 años en entrevista con Efe, tras regresar a su casa de Santa Clara, ciudad del centro de la isla.

A pesar de las críticas recibidas en los últimos días por defender el diálogo con el régimen castrista, Moratinos manifestó que el Gobierno español “va a seguir pidiendo la liberación de los presos políticos y a hacer todo lo posible para que no haya más fallecimientos”.

En este punto, recordó que gracias a esta política, puesta en marcha en abril de 2007 con su viaje a La Habana, se ha logrado excarcelar a varios presos políticos, de los que algunos han llegado a España desterrados por el régimen cubano.

Moratinos insistió en la necesidad de cambiar la posición común de la UE hacia Cuba, aprobada en 1996 por iniciativa del ex presidente del Gobierno José María Aznar.

A su juicio, esta política aún vigente es “unilateral y no ha impedido huelgas de hambre o fallecimientos” de disidentes como el de Zapata.

El paso que habría que dar durante la presidencia española de la UE, añadió, sería establecer una relación bilateral que “sí comprometería jurídicamente a Cuba en el respeto de los derechos humanos”.

El ministro opinó que la UE “ha ido asumiendo” la postura en favor del diálogo que postula España a la vista de que la posición de 1996 no ha dado frutos.

Reiteró además que la mayoría de los países de América Latina han optado por el diálogo con Cuba, en vez de por el aislamiento del régimen.

Moratinos aseguró que mantendrá su estrategia, que ha permitido reanudar los programas de cooperación con la participación de una treinta de ONG españolas en la isla.

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