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Concluye la votación en Irak en una jornada con 38 muertos

En una jornada que comenzó con numerosas explosiones que causaron al menos 38 muertos, los iraquíes desafiaron ayer las amenazas terroristas y concurrieron a las urnas para elegir un nuevo Parlamento.

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  • El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, muestra su dedo marcado con tinta mientras introduce su voto en la urna. -
En una jornada que comenzó con numerosas explosiones que causaron al menos 38 muertos, los iraquíes desafiaron ayer las amenazas terroristas y concurrieron a las urnas para elegir un nuevo Parlamento.

A estos comicios, clave para la consolidación democrática del país, estaban convocados 18,9 millones de votantes, que han elegido a un Parlamento del que saldrá la próxima coalición gobernante.

Asimismo, el futuro parlamento se encargarán también de designar al nuevo presidente de Irak, que tendrá menos funciones ejecutivas que el primer ministro.

En un mensaje transmitido por la televisión, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que aspira a la reelección, calificó la jornada como un "día de victoria" frente a los intentos de los grupos terroristas de impedir las elecciones.

"Este día es una gran victoria contra los asesinos que no quieren la democracia", dijo Maliki.

Desde primeras horas de la mañana, en las calles de Bagdad la imagen más frecuente era la de los ciudadanos dirigiéndose a pie a los centros de votación, ya que durante la mañana rigió la prohibición al tráfico de vehículos que se mantuvo hasta el mediodía.

El silencio de la ciudad sólo quedaba roto por las explosiones que se oían por distintos puntos de la ciudad, en la mayoría de las ocasiones por granadas lanzadas por desconocidos.

Según dijeron a Efe fuentes policiales, las explosiones causaron 38 muertos y unos ochenta heridos, la mayoría en Bagdad, una cifra de víctimas relativamente baja comparada con la que se ha vivido en otras fechas con menos importancia política que la de ayer.

"Yo he votado y no me importan las explosiones", dijo a Efe el funcionario público Abu Ali en un colegio electoral del área de Bagdad próxima al aeropuerto.

"Estamos acostumbrados a estas bombas y creo que algunos de estos grupos están apoyados por el gobierno para atemorizar a los suníes", afirmó su parte el también funcionario Abu Sayad.

Una coalición terrorista con estrechos lazos con Al Qaeda había advertido que impediría esta votación, y su amenaza se cumplió prácticamente después de que comenzaran las elecciones, a las 07.00, hora local (04.00 GMT).

El más sangriento de los ataques tuvo lugar en el distrito de Ur, en el este de la capital, donde dos granadas de mortero que cayeron sobre dos edificios mataron a 25 personas y causaron 19 heridos, según fuentes del Ministerio del Interior.

Las otras víctimas se registraron en otros puntos de la capital, también por granadas de mortero, artefactos explosivos medianos o cohetes katiusha lanzados por desconocidos, aunque también hubo ataques en las provincias de Diyala, Nínive y Anbar.

Las granadas cayeron incluso en la fortificada zona verde de la capital, donde se encuentran varios ministerios y embajadas, pero en ese área no hubo víctimas.

En un recorrido hecho por Efe por varios centros de votación de esta capital hasta el mediodía se notó escasa afluencia de votantes, buena organización, ausencia de propaganda y, sobre todo, fuertes medidas de seguridad.

Pero la vigilancia era distinta según el tamaño del centro electoral. En el de Diyla wa Qeida, cerca del puente que cruza el Tigris y conecta el centro de Bagdad con el resto de la ciudad, había que pasar tres registros corporales y varios más de identificación.

Los soldados y policías que estaban a la entrada de ese centro de votación requisaban hasta los paquetes de tabaco, que se apilaban a la entrada y que luego eran recogidos por los ciudadanos después de emitir su voto.

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