“Gaia II era muy gótico, con cosas muy oscuras, con muchos arreglos orquestales, y Gaia III se parece mucho; es posiblemente el disco más oscuro que haya hecho Mägo de Oz”, asegura a Efe el compositor Txus di Fellatio.
Si bien el álbum se sumerge en las penumbras, el carácter festivo que siempre ha caracterizado a Mägo de Oz no desaparece por completo en Gaia III. “En las dieciséis canciones que tiene el disco había sitio para todo; Mägo no ha dejado de hacer temas alegres”, explica el violinista Mohamed.
El trabajo que pone punto y final a la trilogía es “un disco muy verde que grita por la naturaleza”, según apunta Di Fellatio. “Una frase de este disco dice: “El hombre que escupe al suelo se escupe a sí mismo”. Es un buen resumen de lo que expresan las letras de Gaia III”, sentencia.
Las piezas de Gaia III: Atlantia (Warner) no sólo llevan a cabo una encendida defensa de la naturaleza, sino que también juegan con fenómenos ocultos y sociedades mitológicas.
“Las pirámides de Egipto, del Imperio Maya, de los Incas..., ¿las hicieron todas las mismas personas?, ¿quiénes eran?, ¿vinieron de arriba o de abajo?, ¿siguen aquí?, ¿la Atlántida fue una cosa que pasó o una profecía? Esas son las preguntas que me hago en este disco”, enumera Di Fellatio.
Siempre a partir de “trabajos conceptuales”, los discos de Mägo de Oz “cuentan una historia con música”. “A veces esto se vuelve en contra del grupo, porque perdemos más tiempo explicando la novela del álbum que la música”, bromea.
Aunque se resiste a confesarse “cansado”, Mohamed concede que tenía “ganas” de terminar la trilogía. “Este tipo de discos conllevan mucho desgaste, porque las composiciones son más intensas, requieren más arreglos... ¡Un montón de trabajo!”, asevera.
