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Tambucho y Emparrillao

Comienzos Carnavalescos (II)

Impregnados de olor a huerta y aromas de frutas, pasamos casi cinco meses ensayando para iniciar la aventura durante tantos años soñada...

Publicado: 29/01/2023 ·
10:51
· Actualizado: 29/01/2023 · 10:51
  • Foto de grupo.
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Viene del anterior... Cuando Antonio el Catalán grabara en el almacén de los plátanos la cinta para la música de los Fenicios:

Cuando bajara de la bujarda  y me entregara el magnetofón,  sin sacar la cinta lo dejamos en mi casa. No quería que el tumulto y la curiosidad deteriorara aquella cinta que Guillermo y yo guardáramos como un crisol. Después de amenizadas conversaciones,  por supuesto de carnaval, promesas y compromisos, ‘El Catalán’ y Silva (magnífico tenor), marchaban de nuevo a Cádiz; por lo visto tenían reunión con Antonio Martín para el proyecto de la comparsa ‘Capricho Andaluz’.

Esa misma tarde cogí la guitarra  y fui desmenuzando los profundos soniquetes de aquella voz aterciopelada que me trasportaba a los Beatles de Cádiz. Pensaba que cometía un sacrilegio separar aquellas tonalidades que me parecían menos sustanciosas, intentando no adulterar ni un ápice su estructura musical. Como mejor pude y con el respeto que le tenía a ese gran director, extraje 105  segundos para el pasodoble de Los Fenicios, de manera que quedara reflejada la sutileza de contractes de aquel ‘Charlot gaditano’.

Una vez que se la canté a Guillermo, compusimos la primera letra: ‘De los mares sus confines en nuestra galera hemos recorrido’– aún yo no escribía los pasodobles y las ideas se las comentaba a Guillermo, que lo hacía de categoría; pero los pasodobles de medidas solíamos hacerlos juntos–. Cuando esa noche se lo cantamos al grupo, creció la expectación en los 16 componentes (Antonio Alba y Pepe Calderón, iban de suplentes), y así comenzamos aquel fin de año de 1972 la bella historia de los ‘Fenicios barbateños’.

Impregnados de olor a huerta y aromas de frutas, pasamos casi cinco meses ensayando para iniciar la aventura durante tantos años soñada.  Aunque ya algunos practican los ‘contralto’ de Pelahigo (Puerto de Santamaría) y las octavillas de Ávila o el Carli (Cádiz),  yo era un apasionado  de aquellos segundas que con  maestría interpretaban las comparsas de Paco Alba y Enrique Villegas, porque abarcaban todas las tonalidades de cada acorde. Eran como un infinito diapasón que atesoraba magistral acompañamiento con vaivenes de olas, intentando siempre acariciar la voz de tenores y octavillas. Sabiduría gaditana con denominación de origen desde San José a la Caleta.        

Aunque en mis neuronas estaban tatuados sus soniquetes, debido a la estructura musical tan peculiar que tenía Antonio el Catalán,  me vi obligado a montar casis dos músicas en el mismo pasodoble, que sin perder ni un ápice de armonía, con suavidad y dulzura se unían o separaban sin quebrantar ninguna nota musical, tempo o tonalidad. De hecho cuando hicimos el calentamiento de voces en el camerino, Antonio me dijo: “no es plenamente segunda, pero funde de maravilla con los tenores y es un colchón para octavillas y contralto”.  ¡Os hacéis una idea de lo que sentí al recibir tal elogio de aquel que fuera uno de mis dioses carnavalescos!.

Así que cargado de energía por la aceptación de las comparsas ‘Capricho Andaluz’ de Antonio Martín y ‘Estampa Goyesca’ de Paco Alba, salimos a las tablas del Falla para batirnos en duelo con Los Charlot y Esclavos de Egipto (El Puerto), Últimos del cuplés (Puerto Real), Los Abaneros (San Fernando) y Los Mariachis (Isla Cristina).

Esta historia seguirá mientras estemos en carnaval...

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