El pasado martes, día de Andalucía, la localidad serrana de Villamartín celebró una corrida de toros mixta, con un carácter muy portuense, ya que actuaron el rejoneador Luís Zambrano (nacido en El Puerto), el matador de toros portuense Alejandro Morilla y Salvador Barberán (matador algecireño que estuvo varios años apoderado por el maestro portuense José Luís Galloso); además los toros que se lidiaron pertenecieron a la ganadería de “Montes de Oca”,
propiedad del ganadero portuense José L. Sánchez. Cabe destacar el bonito detalle de la banda de música interpretando parte de himno andaluz en los cambios de tercio.
Crónica del festejo
Luis Zambrano (Chaquetilla café con leche): el joven rejoneador, hijo de la amazona jerezana Emy Zambrano y sobrino del también rejoneador Sebastián Zambrano, ha demostrado que pese a su aún corto bagaje tiene clase y estilo, además cuenta con una cuadra muy joven y muy puesta para hacer frente a compromisos importantes. Si a lo anteriormente descrito le unimos que la preparación diaria la ejerce con su apoderado Álvaro Montes, figura indiscutible del arte de Marialba, seguro que logrará grandes cotas en el rejoneo. En su primer enemigo nada pudo hacer ya que al clavarle el segundo rejón de castigo el toro se inutilizó para la lidia y tuvo que ser apuntillado en el ruedo. En su segundo toro si demostró su valía. Lo recibió con la garrocha, emulando a su apoderado, para luego clavarle un rejón de castigo con destreza. Con las banderillas estuvo muy seguro clavando de poder a poder y quebrando delante de la cara del astado. Con el rejón de muerte no estuvo fino lo que le restó de cara a un gran triunfo, no obstante, cortó una oreja muy solicitada por el respetable.
Alejandro Morilla (Blanco y plata): como comento en el titular el maestro portuense sigue sumando triunfos en cuantas tardes torea. Ya la pasada temporada dio un fuerte golpe de atención en El Puerto y en Ubrique, y ha comenzado la presente con un nuevo triunfo. Se le nota más asentado en su toreo y con más gusto en los muletazos. Sin duda alguna el arduo entrenamiento que realiza día a día, unido al trabajo en su preparación y en los despachos de su apoderado Jaime Padilla, conseguirán que este torero vuelva a ocupar los puestos en el escalafón que tuvo en su etapa de novillero con caballos. Recibió a su primero con templadas verónicas y le realizó un ceñido quite por chicuelinas al salir del caballo. En la faena de muleta destacó su toreo al natural, con tandas muy importantes por el pitón izquierdo del animal. Sufrió una fea voltereta en el cierre de la faena por benardinas. El mal uso de la espada le restó de un triunfo rotundo, fue ovacionado.
Con una larga cambiada en el tercio recibió a su segundo oponente, para después seguir toreándolo con buenas verónicas rematados con dos medias de cartel de toros. Con la franela estuvo muy poderoso, dándole los toques justos a un bravo ejemplar. Su toreo caló pronto en los tendidos, que estaban ocupados por un nutrido grupo de aficionados portuenses. Toreó con la planta erguida, metiendo los riñones y corriendo muy bien la mano. También se mostró
muy en profesional dándole tiempo al toro entre tanda y tanda. Tras una estocada al encuentro cortó dos orejas.
Salvador Barberán (Negro y azabache): el torero algecireño reaparecía en los ruedos tras diez años de inactividad. En su haber hay que apuntar que sigue manteniendo este toreo “pinturero” que le hizo triunfar en su época de novillero con caballos. Ojalá junto a su apoderado Antonio Rivera (hermano del recordado “Paquirri”), pueda recuperar estos años perdidos. A su primer toro lo toreo con templadas verónicas. Con la muleta lo templó por ambos pitones, vaciando muy bien las embestidas den los pases de pecho. Toreo fino y elegante de un toreo que quiere volver por sus fueros. Tras una estocada cortó dos orejas. En el sexto de la tarde volvió a templar las verónicas de recibo. Con la pañosa demostró de nuevo su pinturería y clase torera ante el ejemplar menos claro del encierro. Los aceros le impidieron cortar trofeos, pero fue ovacionado tras finiquitar a su enemigo.
“El Califa de Aragua” (Verde y azabache): actuó de sobresaliente sin intervenir en la lidia.