Las Fallas 2023 se despidieron este pasado domingo con la tradicional Nit de la Cremà dando inicio a otro ciclo fallero. Y desde que cayera el último ninot fulminado por las llamas comenzó el tiempo del balance en la ciudad de Valencia.
El principal beneficiado de las fiestas grandes de la capital de la Comunidad Valenciana ha sido el sector hostelero. Y es que, según cifras publicadas por la propia Coordinadora de Hostelería de los Barrios, la facturación durante estos 19 días de marzo ha sido un 10% superior a las Fallas 2019 y un 30% más que la edición pasada.
Gran parte de ‘culpa’ de este aumento en la facturación se debe a la gran afluencia de turistas que han llenado Valencia. De hecho, la propia Coordinadora habla de los estudiantes Erasmus como un auténtico filón.
Además, que este día 20 de marzo fuera festivo en Madrid favoreció a que la llegada de turistas nacionales fuera mayor que en otros años.
La cruz, la de los vecinos
La parte negativa de estas fallas de récord recae en los vecinos. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia (FAAVV) ha considerado que estas Fallas 2023 han contado con una “masificación brutal” generado cierto “caos, suciedad y disparo indiscriminado de petardos”.
Así lo ha denunciado la presidenta de la federación, María José Broseta, en declaraciones a Europa Press.
Broseta también ha criticado el corte de las calles, algo que según ella “no solo se ha dado durante la semana fallera afectando así a muchas personas porque no todos estamos aquí de vacaciones”.
Sobre la suciedad de Valencia, Broseta ha ironizado destacando que “habrá que decirle a la gente que viene que en Valencia no todo vale. Si llevas una lata no tienes que tirarla al suelo”.