A 20 kilómetros de Riga y a 300 de la frontera con Rusia, en una mañana de finales de marzo que se debate entre rachas de nieve ligera y tímidos rayos de sol, una decena de tanques intercambian fuego real, un helicóptero militar evacua a un soldado herido y unos ingenieros españoles hacen estallar una mina para abrir camino en una posición enemiga.
Y es que, aunque la guerra en suelo aliado no es una perspectiva que la OTAN tenga que afrontar ahora, cada pieza y engranaje del entramado de los batallones multinacionales de la Alianza Atlántica tendrá que funcionar a la perfección si llega esa amenaza.
Para afinar la eficiencia de las operaciones tácticas, asegurar que funciona el comando conjunto y que todos sus elementos están perfectamente integrados, el batallón aliado en Letonia -desplegado en 2017 tras la anexión rusa de Crimea y reforzado en 2022 por la guerra en Ucrania- culmina esta semana su ejercicio insignia, de diez días y bautizado como "Crystal Arrow" (Flecha de Cristal).
Unos 3.000 soldados de 14 países de la OTAN se reúnen en la base militar de Adazi, a las afueras de Riga, para entrenar tácticas tanto ofensivas como defensivas que confirmen que están preparados para defender Letonia y disuadir cualquier potencial agresión, mano a mano entre aliados.
"La misión que persigue esta operación es ofrecer una respuesta de disuasión ante una posible agresión exterior a la OTAN y, en caso de ser necesario, crear lo necesario para esa defensa del territorio y poder responder a una agresión externa", explica a EFE Javier Armada, jefe del contingente español desplegado en el marco de la operación Presencia Avanzada Reforzada.
Las Fuerzas Armadas de España tienen un contingente de más de 500 soldados aportados a esta operación en Letonia y suman también los carros de combate Leopards, los vehículos de combate de infantería Pizarro, piezas ATP autopropulsadas de artillería con cañones de munición de 155 milímetros, una unidad de ingenieros y capacidades de aeronaves no tripuladas o de drones.
Esas aportaciones, junto todo el apoyo logístico, "nos hace ser uno de los principales socios de la OTAN desplegados aquí en Letonia", explica Armada.
Junto a Canadá, la nación que lidera el batallón, España es el país que más fuerza aporta; cada una de las dos suma un tercio de los efectivos humanos y materiales totales de la misión.
En condiciones parecidas a las de campos de batalla en Ucrania, el convoy principal que hace el ejercicio -acompañado en esta ocasión por medios de comunicación, entre ellos EFE- sufre una emboscada que logra repeler unos blindados ligeros canadienses.
Ya en el campo principal, un vehículo de combate de infantería Pizarro español, junto a vehículos similares de Italia, Eslovaquia y Canadá, intercambian fuego real con enemigos para después dejar paso a tres carros de combate, entre ellos el español Leopard, que también demuestra su capacidad ofensiva haciendo temblar con cada disparo el suelo embarrado de Adazi.
En otra demostración de integración entre fuerzas de diferentes aliados, un helicóptero estadounidense guiado por fuerzas italianas entra en el campo de ejercicios para rescatar a un compañero canadiense herido.
Y, en la muestra final de asalto a una posición enemiga, es un equipo de ingenieros españoles el que coloca una mina estratégicamente para, tras una intensa explosión, abrir paso donde antes había un obstáculo insalvable.
Aunque los carros de combate que juegan el papel de enemigos durante los ejercicios nunca llevan una bandera de un país no aliado, Armada comparte que la invasión rusa en Ucrania "ha hecho más palpable" la realidad para la que se preparan batallones como el suyo.
"Toda la población europea es consciente de que podría ocurrir una amenaza similar a la que ya ha ocurrido en Ucrania", opina el jefe del contingente español. "Para el marco de la operación, esto le da un plus de credibilidad y a nosotros nos permite hacer aún más realista esa respuesta que estamos en perfectas condiciones de dar".
El conflicto en Ucrania les da a las fuerzas militares aliadas una ocasión inigualable para identificar cuáles son las necesidades en combate.
"Es la primera vez desde hace muchísimos años que España despliega medios de cadenas en zonas de operaciones. Y para las unidades pesadas del ejército español es una gran oportunidad de adiestramiento y de poner nuestros medios a prueba y poder instruirnos con ellos", relata Armada.
La OTAN no necesita mandar efectivos a Ucrania para extraer lecciones y aprender de este conflicto: los últimos trece meses de guerra les han servido para "generar manuales, actualizar procedimientos, depurar tácticas y revisar hasta lo que estaba establecido como si fuera un dogma".
"Es una posibilidad muy cercana y muy real ese perfeccionamiento de procedimientos que podemos hacer. Partiendo de que nosotros ya venimos con una preparación muy específica desde España, aquí conseguimos ese plus de poder ponerlo a prueba y además en cooperación con otros ejércitos de la OTAN, lo cual es un factor que impulsa mucho nuestro adiestramiento y nuestra operación", asegura.
A punto de terminar el ejercicio "Crystal Arrow", el diagnóstico del jefe del contingente español es positivo:
"Es un conjunto de capacidades que supone una fuerza creíble con una respuesta inmediata en caso necesario y con tripulaciones y militares perfectamente adiestrados para cumplir la misión que se les pueda ordenar".
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La OTAN afina su capacidad de defender a 300 kilómetros de Rusia
Unos 3.000 soldados de 14 países de la OTAN se reúnen en la base militar de Adazi, a las afueras de Riga, para entrenar tácticas tanto ofensivas como defensivas
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