La hermandad de los Desamparados fue la primera en salir en una nueva ventosa tarde de Viernes Santo. A las 18.30 horas se abría la Capilla de los Desamparados para dar paso a este cortejo.
El portentoso Cristo de la Sangre que tallara Alfonso Berraquero salía un año más a las calles isleñas junto a María Magdalena. El paso es acompañado musicalmente por la capilla de música de la Banda de la Hermandad del Nazareno. Le sigue su madre María Santísima de los Desamparados, que salía a una plaza de San José llena de público deseoso de ver su transcurrir por tan bello entorno. Los asistentes escuchaban los sones de la Banda de música de la Hermandad del Nazareno, que la acompaña cada Viernes Santo.
La segunda de las hermandades en procesionar fue la del Santo Entierro. El discurrir de esta hermandad isleña por las calles es muy distinto si se presencia en su recorrido hasta la Carrera Oficial o tras salir de esta.
En un primer momento sale acompañada de las autoridades de la ciudad, la Corporación municipal bajo mazas, un nutrido número de representantes militares, así como una representación de las demás hermandades, lo que hace que luzca con gran brillantez.
Pero a su vuelta ya se convierte en una cofradía más de silencio, solo a los sones de la capilla de música Regina Coeli en el paso del Cristo Yacente, y la banda de San José Artesano en el palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad.
Momentos de recogimiento y emoción se viven en su recogida por la plaza del Carmen, a oscuras para favorecer esa meditación en la oscuridad.
La Soledad hizo su salida desde la iglesia Mayor a las 19.30 horas. Esta procesión casi cierra los actos que la hermandad ha venido realizando por el 275 aniversario fundacional con gran brillantez, una hermandad cuya historia viene ligada desde su fundación a la de la propia ciudad.
El paso del Señor de la Redención salía acompañado de la música de capilla de Mater Dolorosa, y su madre la Virgen de la Soledad, como es tradicional, era acompaña por la Banda Maestro Agripino Lozano.
Como cada año su salida fue esperada por numerosas personas que llenaban la plaza de la Iglesia, y su paso a su vuelta por las calles su barrio fue igualmente esperado a últimas horas del Viernes Santo.
La hermandad del Rosario fue la única que decidió no salir debido a las previsiones de fuerte viento de levante.