"No hay ninguna crisis en absoluto", afirmó el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, en una rueda de prensa que compartió en esta capital con su colega español, Miguel Ángel Moratinos, y con el egipcio, Ahmed Abul Gheit.
"Si hubiera una crisis habríamos decidido cancelar la cumbre, no posponerla. Sólo le dimos cuatro meses más para garantizar un éxito total", afirmó, por su parte, Moratinos.
"La UpM fue creada para resolver crisis, no para hacerlas", añadió.
La II cumbre de la UpM debía celebrarse el próximo 7 de junio, en Barcelona, pero los países responsables de organizarla, España, Francia y Egipto, acordaron posponerla hasta noviembre.
Los ministros insistieron en que la decisión fue adoptada fundamentalmente para dar oportunidad a la negociación indirecta que llevan a cabo desde el 9 de mayo palestinos e israelíes, con mediación de EEUU, una gestión que tiene un plazo de cuatro meses.
Celebrar la cumbre de la UpM al comienzo de ese proceso "habría sido muy pronto", insistió Kouchner.
La reunión de Barcelona fue aplazada pocos días después de que la prensa israelí asegurara que países como Siria y Egipto amenazaban con boicotearla si asistía a ella el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman.
El alto funcionario israelí y político ultraconservador es visto con recelo en los países árabes por su posiciones derechistas y por haber mandando "al infierno" al presidente egipcio, Hosni Mubarak, en un discurso público en el 2008, cuando era diputado.
Cuando los ministros presentes en la rueda de prensa fueron preguntados específicamente sobre ese posible boicot, fue Abul Gheit en el que tomó la palabra.
"No hemos recibido ninguna indicación de que los países árabes pretendían boicotear la cumbre", afirmó tajantemente.
"De cualquier forma -añadió- es una cumbre, no una reunión de ministros de Asuntos Exteriores (...), y no hubo discusiones sobre si el ministro israelí iba a participar o no, porque es algo a lo que no damos importancia".
Abul Gheit dijo que desde hacía dos semanas existían consultas sobre esta cumbre entre España, el país anfitrión, y Egipto y Francia, los copresidentes, y sólo hace varios días se decidió aplazarla "para lograr un mayor éxito".
Moratinos dijo que una cumbre en la que participan 43 países, los de la Unión Europea y los de la cuenca del Mediterráneo, puede parecer una misión fácil, pero "todos quieren poner su parte y se tienen que entender las complejidades de esta iniciativa".
Unido a ello, hasta hace sólo dos semanas fue aprobado el presupuesto de la secretaría general de la UpM, lo que retrasa el funcionamiento de la organización y afecta a los proyectos que se quieren llevar a la conferencia.
"Por todas esas razones los tres países decidimos esperar", insistió Moratinos.
El ministro español destacó la "importancia y la transcendencia" de la UpM. "No es sólo una iniciativa diplomática para hacerse una foto de familia o tener una reunión política, sino que es una asociación estratégica realmente profunda entre 43 países", añadió.
Los tres altos funcionarios ofrecieron su rueda de prensa en un palacio del Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio, poco después de que Kouchner llegara a El Cairo procedente de Beirut y Siria, como parte de una gira por la región.
Moratinos, por su parte, llegó la noche del sábado a El Cairo procedente de Ammán, y previamente había coincidido con Kouchner en Estambul para participar en una conferencia internacional sobre Somalia.