—¿Cuándo surgió su afición por el mundo del toro?
—Desde muy niño sentí curiosidad por el mundo del toro. Veía las corridas televisadas y escuchaba las retrasmisiones por la radio. Pero ese interés fuerte de querer ser torero surgió cuando tenía trece años que fue cuando decidí apuntarme en la escuela de San Fernando. En un principio fue por curiosidad pero gracias a esa decisión fui viendo lo que conlleva el querer ser torero y aposté por intentar ser figura del toreo.
—¿En su familia hay algún antecedente?
—No hay antecedentes en mi familia, pero si mucha afición siendo mi abuelo el mejor aficionado.
—¿Cuándo fue la primera vez que presenció una corrida de toros?
—Fue en San Fernando y si no recuerdo mal torearon Morante de la Puebla, Canales Riveras y Miguel Báez Litri. Me gustó mucho y me impresionó bastante como dominaban a un animal con tanto volumen.
—¿Cómo va los estudios?
—Se me dan bien los estudios y estoy haciendo poco a poco el segundo de bachillerato.
—¿Dónde nació?
—Nací en San Fernando y de pequeño me fui a vivir a Canarias porque mi madre es de allí, regresando a San Fernando cuando tenía siete años. Tengo una hermana pequeña.
—¿Qué le respondieron sus padres cuando usted dijo que quería ser torero?
—Ellos son unos neófitos en esto y lo tomaron como un hobby o un juego más no dándole importante. Pero de forma que iba pasando el tiempo se dieron cuenta que me lo había tomado en serio. Mis padres me respetan mucho pero lo pasan mal.
—¿Sigue perteneciendo a la escuela?
—Desde que debuté con picadores dejé de pertenecer a la escuela. Pero le diré que en la de San Fernando estuve dos años y después me apunté en le 2008 a la de Jerez siendo donde realicé mi etapa de novillero sin caballos, habiendo toreado alrededor de un centenar de becerros.
—¿Cuándo se puso un traje de luces por vez primera?
—Fue en San Fernando era prestado por un banderillero de San Fernando, traje de color malva y oro que había pertenecido al maestro Ruiz Miguel, que es un referente para mi al ser de mi tierra y una máxima figura del toreo.
—¿Cuándo fue su debut con caballos?
—Fue el 5 de abril pasado en Mougron (Francia), con novillos de Guadalest. Fue un día de mucha responsabilidad y bonito. Pero la novillada no terminó de embestir y tuvimos que demostrar que queríamos ser torero y salí con un buen sabor.
—¿Cómo es su toreo?
—Me gusta romperme, entregarme y sentirme toreando. Tengo un concepto clásico del toreo y cuando los novillos me lo permiten estoy muy a gusto toreando en la cercanía.
—Le vi en la pasada feria de Los Barrios y me confirmó que quiere ser alguien en el mundo del toro, porque aparte de torear con gusto y empaque el segundo novillo le pegó una buena paliza y no se arrugó estando muy valiente.
—El segundo novillo me pegó tres volteretas pero creo que los novilleros tenemos que dar la cara día a día y demostrar lo que queremos ser. Por lo tanto hay que demostrar en cada novillo que uno quiere ser torero y hay que estar dispuesto a jugarse la vida.
—¿Es conciente de lo difícil que es esta profesión?
—Soy consciente de lo difícil que es pero de forma que vaya evolucionando me daré más cuenta aún, pero a día de hoy soy consecuente que aquí lo que importa es lo que haga uno en la plaza con la espada y la muleta.
—En Algeciras torea el próximo jueves en la novillada picada y es una afición muy entendida, ¿está mentalizado que tendrá repercusión su actuación?
—Me hace mucha ilusión que llegue el jueves, pero yendo preparado todo saldrá bien. Algeciras es la cita más importante que he tendido desde que debuté con caballos por la repercusión nacional que tiene su feria.
—¿Cómo transcurre un día en su vida?
—Transcurre intentando disfrutar a la vez que superarme. Temprano voy a entrenar con mis banderilleros. Por la tarde si hay algún festejo cercano o televisado voy a verlo, vivo el día totalmente en torero.
—¿Nada de discotecas y niñas?
—Llevo una vida muy ordenada y está claro que siempre hay que llevar el entrenamiento rigurosamente. Por lo tanto hay que respetar el orden y la profesión.
—En asuntos de trajes de torear, ¿está la cosa corta?
—La cosa está cortita porque tengo tan sólo un traje blanco y plata que me hice este año. Y un celeste y oro que lo recogí el año pasado de segunda mano.
—¿Quiénes son sus referentes en el mundo del toro?
—Actualmente el nivel está muy alto y todas las figuras están muy fuertes. Sería un error fijarse en uno o varios toreros porque hay que sacar lo que a uno le gusta de cada matador. Pero en el momento de estar delante de un toro cada uno saca lo que lleva dentro, y siempre hay algo diferente que distingue a cada uno.
—¿Una tarde que recuerde buena y otra para olvidar?
—Buenas he tenido bastantes por ejemplo una en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, la que sin cortar orejas me hicieron dar una vuelta unánime al ruedo y salí de la plaza con mucho crédito. También mi debut con caballos, pero para olvidar ninguna porque todas las veces que he toreado me han servido para corregir errores y superarme.
—¿Las prisas son malas consejeras?
—No tengo ninguna prisa y estoy centrado en mi actual momento con la intención de crear ambiente para entrar en todas las ferias. Voy despacito pero sin dar un paso en falso, porque en el mundo del toro los errores se pagan.
—Se ha percatado que los jóvenes como usted al estar rodeados de personas mayores en la profesión, maduran antes que cualquier otro chaval.
—Eso es una verdad como un templo. Un chaval que quiere ser torero madura muchísimo más rápido que un chaval cualquiera de su edad. Lo observo en el colegio y escucho conversaciones de mis compañeros y veo la diferencia.
—¿Quién lo lleva?
—Me apodera el matador de toros de Los Barrios José Antonio Ortega y estoy muy a gusto con él porque aparte de ser mi apoderado es un amigo.