En el ruedo de Baeza firmó Esplá su última faena vestido de luces en la provincia en agosto de 2009.Una faena para el recuerdo, enfundado en un pavo y oro, ante un toro de Lagunajanda que lidió como sobrero.
Desde entonces han sido muchas las ocasiones en que Esplá ha vuelto a Baeza, siempre con la tauromaquia bajo argumento, pero en otro entorno. A Esplá el patio renacentista del Palacio de Jabalquinto le sienta bien. Allí, sin desprenderse de la torería que es innata en un torero de su categoría, su personalidad da paso al intelectual que lleva dentro y si uno no conociera su biografía taurina, sentado frente a él y escuchándolo, a ojos de cualquiera Esplá pasaría por ser un catedrático de cualquier materia de las humanidades.
En tres ocasiones ha dirigido junto a Lope Morales, que viene a ser un hermano que tiene desde la infancia en Segura de la Sierra, un curso de verano en la sede de la UNIA. Hace ahora una semana allí Esplá dictó una lección magistral de lo que es ser torero dentro y fuera de los ruedos. Pero no sólo eso. Una forma de estar en la vida.
Pertenezco a una generación que creció viéndolo torear con la montera calada. Luciendo trajes con hombreras y alamares caídos, rescatados de las viejas páginas de las revistas de toros. Y pareando como nadie lo hacía igual. Marcaba la diferencia en la lidia. Cautivaba con su palabra ante los micrófonos entre toro y toro. Todo en él era muy distinto a los demás.
Oyéndolo el pasado lunes 4 de septiembre, quedé absorto. Esplá, de alguna manera, es el Sánchez Mejías de nuestro tiempo. Un verso suelto dentro del planeta de los toros que destroza todos los tópicos mil veces señalados por quienes critican un mundo que no lo aman porque sencillamente no lo conocen. Y se lo pierden.
Por eso subrayo y hago mías las palabras de Lope Morales tras dejarnos Esplá boquiabiertos a todos: tras escuchar a Esplá, nos sentimos más orgullosos de nuestra afición a los toros.
Y si famosa fue aquella conferencia que dictó Domingo Ortega en el Ateneo de Madrid sobre el arte de torear que editó la Revista de Occidente de Ortega y Gasset, pronto se hará viral – cómo ahora se dice- la cátedra de Esplá en el curso de verano de la UNIA en Baeza la semana pasada. Porque en el tiempo que aproximadamente dura un festejo, Esplá nos dio una lección de tauromaquia y de vida, desde esa experiencia casi exclusiva que tienen quienes han hecho cruzado un ruedo haciendo el paseíllo para tener una cita permanente con la muerte a cambio de la gloria