Sin embargo, el grueso de su alta profesionalidad lo recoge la extensa discografía editada a lo largo de su productiva carrera como intérprete de copla, pop y canción ligera. La discográfica Sony Music, en reconocimiento a su fructífera labor y por haber conseguido colocar en el mercado más de cuatro millones de discos, concedió en 2007 a la cantante nada menos que 40 discos de platino. Uno de sus éxitos más sonados fue la famosa canción "¡Ay, Torre, Torremolinos!", con letra de Rafael de León y música del maestro Juan Solano, que precisamente tiene dedicada una calle a su memoria en el municipio al que dedicó tan original trabajo y en el que residió los últimos años de su vida. Aun recordamos los días en que el maestro, ya en su silla de ruedas, nos deleitaba con sus composiciones al piano. En más de una ocasión tuvimos el privilegio de comer con él en el restaurante Lanjarón, del que el genial músico era cliente asiduo.
El temperamento artístico de Isabel Pantoja quedó ya manifiesto cuando tenía tan solo seis años de edad, a raíz de su precoz actuación en el cuadro flamenco de su primo Chiquetete. Un año después demostraría sus dotes vocales en el Teatro San Fernando, durante el homenaje a Juanito Valderrama, siendo al propio tiempo, en su muy tierna edad, contratada para actuar en el tablao flamenco El Embrujo, de Sevilla. Los padres de Isabel eran Juan Pantoja, perteneciente al grupo Los Gaditanos y escritor de letras de fandangos, y la gran apasionada del baile, Ana Martín. Los hermanos de la pequeña Isabel, Agustín y Juan, también demostraron sus dotes artísticas desde muy temprano.
Pocos años después de la grabación de su primer álbum en 1971, "Tablao flamenco", el popular intérprete El Cigala le compone algunos trabajos discográficos que vieron la luz entre 1974 y 1976. En ese tiempo los maestros León y Solano ven en Isabel a la digna heredera de las estrellas Juanita Reina, Concha Piquer e Imperio Argentina y dedican gran parte de su tiempo a preparar profesionalmente a la joven. Los álbumes logrados entre 1979 y 1982, "22 abriles tengo", "Al alimón", Amante, amante" y "Viva Triana", son fruto de esa concienzuda preparación. Hasta entonces se había inclinado la artista por la copla, de la que consiguió una auténtica resurrección cuando el género ya declinaba; pero en 1983 y con su álbum "Cambiar por ti", amplió el estilo de su repertorio incorporando el pop al mismo. Hizo posteriormente lo propio con baladas, rancheras y canción romántica.
En abril de 1983 contrae matrimonio Isabel con Francisco Rivera, "Paquirri", a quien el respetable considera primera figura del toreo. Desafortunadamente, en 1984 la trágica muerte del diestro sume en honda depresión a la tonadillera, a la vez que la afición y el entero país quedan profundamente conmocionados por tan inoportuna y lamentable pérdida. El público conocería desde entonces a la entonces primera dama de la canción como "la viuda de España". Pero Isabel se sobrepone y en 1985 reaparece sorprendentemente presentando en el Teatro Lope de Vega, que contaba con la presencia de la reina Doña Sofía, su disco "Marinero de luces", íntegramente compuesto por Jose Luis Perales. El éxito de este concreto álbum, verdadero homenaje póstumo a Paquirri, fue realmente explosivo.
Cosecha Isabel nuevos éxitos discográficos en 1988, en que grabó "Desde Andalucía", seguido en 1989 del álbum "Se me enamora el alma" y otros interesantes trabajos durante los noventa, despidiéndose del siglo en 1999 con el álbum "A tu vera". El año en que Torremolinos la eligió como su Turista de Honor, el 2002, saboreamos su primer trabajo del nuevo siglo, "Donde el corazón me lleve". El 2004 da a luz la simpática melodía de "El moreno", que Isabel recrea en muchos escenarios españoles de la mano de su hijita adoptiva. En el 2006 aparece su disco "10 boleros y una canción de amor", de gran aceptación. Su último trabajo, "Isabel Pantoja", despide el año 2010. A ellos han de sumarse los seis álbumes recopilatorios lanzados entre 1985 y 2009, que ofrecen lo más significativo de la artista.
Isabel Pantoja está íntimamente unida a Torremolinos, no ya solamente como su Turista de Honor número seis, sino porque las cuerdas de su melodiosa voz continúan pulsando los acordes del nombre de Torremolinos, con cuyas letras pueden componerse las notas "Re, Mi, Sol", la palabra "Tono" y hasta la "R" inicial de la que fluye el ritmo.