La victoria ante el Villarreal fue, tal y como pintaba el partido, balsámica para el Real Betis Balompié, que sufrió un arbitraje sonado por parte de Cuadra Fernández. El colegiado expulsó a Chimy Ávila por una entrada sobre Baena que, si bien era tarjeta amarilla, no pareció suficiente como para dejar a los verdiblancos con diez jugadores a la media hora de juego.
Además, un penalti señalado por mano de Giovani Lo Celso, que finalmente anuló al encontrarse un jugador rival en posición antirreglamentaria, o el guiño de ojo a Vitor Roque cuando le mostró la cartulina fueron gotas que terminaron por colmar el vaso del beticismo.
Tras el choque, el presidente Ángel Haro atendió a los medios del club y aseguró que “cuando hay errores como los de hoy por los que hay que pedir explicaciones”, añadiendo que fue además “un partido donde no entendemos la actuación arbitral, ha sido inexplicable. Ha podido ser determinante si no es por el partidazo que el equipo ha hecho. No solo por el árbitro de campo, sino del VAR”.
El dirigente heliopolitano reconoció que la actuación arbitral fue “una grosería, un insulto a todo el beticismo”, calificándolo de” injustificable”.
En su llegada al aeropuerto, Chimy Ávila tampoco se cortó a la hora de hablar sobre su expulsión, alegando que lo que ocurrió “está a la vista de la gente” y que él se encuentra “tranquilo” por lo que pueda ocurrir.
Fuentes del club aseguraban este mismo lunes que el Real Betis recurrirá la roja mostrada al futbolista argentino, que condicionó un partido clave para las aspiraciones europeas de ambos equipos. Los verdiblancos respiran un poco más aliviados tras ganar en La Cerámica y ya preparan el duelo del jueves ante el HJK Helsinki, que decidirá su futuro europeo.
