"Celebrar elecciones rutinarias para un parlamento sin cuestionamiento alguno, en medio de la clase de violencia que estamos viendo en el país, es ridículo", ha declarado Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado en su rueda de prensa diaria.
La portavoz ha insistido en la necesidad de que Damasco "detenga" la violencia como "un primer paso".
Nuland ha indicado que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se mantiene en contacto diario con Kofi Annan, enviado especial de Naciones Unidas para Siria, quien se entrevistó este fin de semana con el presidente sirio, Bachar al Asad.
"Estamos a la espera de la respuesta formal por parte de las autoridades sirias a las propuestas de Kofi Annan", ha afirmado la portavoz.
No obstante, Nuland no ha ocultado su escepticismo al precisar que EE.UU. había recibido informes de que el régimen sirio "está sembrando de minas antipersonal algunas de las rutas de salida que los refugiados utilizan para huir de la violencia y cobijarse en países vecinos como Turquía y el Líbano".
"El tema número uno es detener la violencia. Si podemos hacerlo por un día, por una semana, por un mes, podemos comenzar con el siguiente paso que es obviamente el urgente suministro de ayuda humanitaria, pero también ofrecer espacio para un diálogo político que lleve a una proceso de transición real", ha expresado la portavoz estadounidense.
Por otro lado, ha rechazado la propuesta de Rusia encaminada a convencer a Damasco de que permita observadores internacionales, si se detiene la violencia tanto por parte del régimen sirio como por los insurgentes.
"Nosotros rechazamos cualquier equivalencia entre los asesinatos premeditados de la maquinaria militar gubernamental y las acciones de los civiles que están bajo asedio y defendiéndose", ha precisado Nuland.
Mientras la presión diplomática aumenta, ha continuado la violencia en Siria con al menos 36 personas muertas, la mayoría en Homs, Idleb y la periferia de Damasco, según un grupo opositor.
Más de 7.500 personas, muchas de ellas mujeres y niños, han muerto en Siria desde el inicio de la revueltas contra el régimen de Al Asad, hace un año, según la ONU, cuyo esfuerzo mediador no ha conseguido hasta la fecha detener la espiral de violencia.