El esqueleto de la ballena que varó en el saco interno de la Bahía de Cádiz el pasado 21 de enero se convertirá en uno de los principales reclamos del Centro de Visitantes de este Parque Natural. Hasta el momento, se han trasladado los huesos desde el lugar donde quedó asentado el rorcual común, a la altura del sendero de la Dolores (término municipal de Cádiz) hasta el Jardín Botánico de San Fernando, donde se procederá a su clasificación y a la creación de un fichero de seguimiento, antes del montaje del esqueleto.
Fuentes de la Delegación Provincial señalan que la acción del mar, el sol y de animales como los cangrejos han dejado los huesos totalmente limpios, lo que ha facilitado y abaratado enormemente su recuperación. De esta forma, pese a las dimensiones de las piezas óseas -sólo el cráneo mide dos metros-, después de una semana de trabajo en la zona queda ahora poco más que una pequeña parte de la piel del mamífero y algún cúmulo de grasa, restos que se irán biodegradando en los próximos días de forma completamente natural.
Los técnicos del Parque Natural Bahía de Cádiz han contado en todo momento con la colaboración y el asesoramiento de la asociación Sirena, que se dedica a la reconstrucción de esqueletos de cetáceos y es colaboradora habitual del Zoológico de Jerez.
La Junta les agradece su apoyo y espera contar también con su asesoramiento en el montaje del esqueleto, que medirá unos 10 metros.
La reconstrucción permitirá que el esqueleto quede expuesto en el Centro de Visitantes del Parque Natural, en el paraje de Santa Leocadia, convirtiéndose así en el único lugar de la provincia con una osamenta de estas características. Con respecto a las piezas que no son útiles para la reconstrucción, como los enormes discos intervertebrales, se emplearán como material de educación ambiental tanto en este espacio protegido como en otros de la provincia gaditana.
Desde la Junta de Andalucía se indica que la aparición de este ejemplar juvenil de rorcual común fue un episodio totalmente inusual debido al ambiente de marisma fangosa donde varó. El animal llegó a las aguas del Parque Natural el sábado 21 de enero por la tarde, donde finalmente murió por causas que no han podido ser determinadas. Se trataba de un ballenato por lo que es posible que se extraviara de la madre y no fuera capaz de orientarse por si sólo en el océano, adentrándose en la Bahía de Cádiz, de donde no fue capaz de salir.
Desde el momento en que se detectó el varamiento, la Consejería de Medio Ambiente ha realizado un seguimiento exhaustivo del cuerpo, lo que ha permitido comprobar que no se ha producido incidencia ambiental notable sobre las sensibles praderas de fanerógamas marinas de la zona, así como determinar el momento idóneo para el traslado de los huesos a zonas controladas donde proceder a los trabajos de reconstrucción.
Este seguimiento igualmente ha derivado en la obtención de información muy valiosa sobre el proceso de degradación natural de este tipo de animales que no se conocía en detalle, al ser tradicionalmente trasladados a vertedero.
