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Sevilla

Diferentes maneras de percibir la realidad y las cosas

Juan Manuel Bonet presenta en la capital hispalense su antología de poesía ‘Las cosas que se han roto’

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  • Portada de la antología -

El autor de la antología de poesía ultraísta Las cosas se han roto (Fundación Lara), Juan Manuel Bonet, ha señalado, con motivo de la presentación de su antología en Sevilla, que toda la poesía ultraísta es “un canto coral a la ciudad”, y que la principal aportación de este movimiento vanguardista es “su percepción, su sentimiento de la ciudad”.

“En Madrid cantan al viaducto de metal y madera, que no es el de ahora y en el que veían casi una Torre Eiffel, cantan al cine, al metro, al arrabal y al tranvía”, señaló Bonet al precisar que, precisamente “tranvía” es una palabra empleada 41 veces en los poemas de esta antología.

“Incluso Eugenio Montes escribe un poema sobre Nueva York sin haber ido” y Humberto Rivas titula otro de los poemas seleccionados “La ciudad múltiple”, título que Bonet barajó como posible para la antología, si bien se decidió por el verso de Pedro Garfias “Las cosas se han roto”, aunque, ha matizado, con el ultraísmo “lo que se ha roto es la manera de percibir las cosas; la ruptura estuvo en que se dirían las cosas de otra manera”.


La ‘mala fama’ del ultraísmo la ha explicado Bonet en que “es un movimiento que va pillado entre dos grandes generaciones, la del 98 y la del 27, igual que le pasa a los poetas del 14; y que es un movimiento más de revistas que de libros”.

Entre los arrepentidos de haber sido ultraístas el caso más sonado fue el de Borges, que es a quien debe el movimiento su supervivencia internacional, según Bonet, mientras que en el extremo opuesto figura César González Ruano, fiel toda su vida al ultraísmo.

Assens, el inventor
Con motivo de la presentación de la antología en Sevilla, Bonet ha destacado que en esta ciudad se gestó la revista Grecia, en la que por primera vez se publicó un poema de Borges, además de ser la ciudad de Adriano del Valle, del director de la revista Isaac del Vando-Villar, de Cansinos Assens, y en la que estaba Rogelio Buendía.

Para Bonet, el inventor del Ultra es Cansinos Assens, de quien ha destacado la calidad de los poemas seleccionados en esta antología, si bien Guillermo de Torre fue el primero en emplear el término.

Entre los poetas más inesperados o raros en este movimiento de vanguardia, el antólogo señaló a los que perduran hasta finales de los años veinte, como es el caso de César M. Arconada y su libro Urbe, uno de los pocos libros ultraístas que faltan en la biblioteca particular de Bonet, de cuyos ejemplares proceden el 80 por ciento de los poemas seleccionados.

Del impacto del ultraísmo en Latinoamérica, el antólogo aseguró que podría hacerse otra antología igual -en esta están reseñados un total de 60 poetas- con poetas de aquel continente, del que en Las cosas se han roto sólo hay seis.

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