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La Habana y Moscú vuelven a ser socios estratégicos

Rusia y Cuba cerraron ayer la época de alejamiento, abierta tras la caída de la URSS, para volver a ser socios estratégicos, aunque ahora con nuevos matices económicos y un pragmatismo que sustituye a la ideología de antaño.

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  • El presidente cubano, Raúl Castro (i), y su homólogo ruso, Dmitri Medvédev (d), en la ceremonia en el Kremlin. -
  • Rusia y Cuba cierran la época del alejamiento tras la caída de la URSS
  • Para Medvédev, esta visita es ?un importante hito? y para Castro ?un momento histórico?
  • Prevén créditos para la compra de maquinaria para el sector energético, agrario y de la construcción
Rusia y Cuba cerraron ayer la época de alejamiento, abierta tras la caída de la URSS, para volver a ser socios estratégicos, aunque ahora con nuevos matices económicos y un pragmatismo que sustituye a la ideología de antaño. 

Los presidentes de Rusia, Dmitri Medvédev, y Cuba, Raúl Castro, firmaron el memorándum sobre los principios de cooperación estratégica al término de las conversaciones oficiales y, contra lo habitual en estos casos, los jefes de Estado no hicieron declaraciones a la prensa. 


Tampoco ha sido difundido el texto del memorándum. 

Sin embargo, el intercambio de declaraciones y los otros 33 documentos firmados durante esta visita de Castro a Moscú resultan más fehacientes que las frases del texto oficial. 

Ambas partes insistieron en destacar la trascendencia de esta visita del líder cubano a Moscú, la primera en casi un cuarto de siglo, que para Medvédev constituye un “importante hito” y para Castro representa un “momento importante, un momento histórico”. 

Como antaño, entre los 34 documentos suscritos durante la visita figura una aportación gratuita de alimentos, aparentemente destinada a las zonas damnificadas por los recientes huracanes, que podría alcanzar las 100.000 toneladas de trigo, equivalente a unos 28 millones de dólares, según el viceprimer ministro ruso, Ígor Sechin. 

Las partes suscribieron, además, un memorándum de entendimiento entre el ministerio de Educación y Ciencia ruso y el ministerio de Educación Superior cubano, y otro entre los ministerios de Deporte, Turismo y Juventud de Rusia y el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación cubano. 

También está previsto un crédito estatal, destinado a la compra de maquinaria para los sectores energético, agrario y de la construcción, por un monto que las partes coincidieron en calificar como “información confidencial”. 

Sechin, sin embargo, añadió que “el anterior crédito, de 235 millones de dólares, está a punto de agotarse”. 

Otros acuerdos prevén la financiación por un banco ruso de la adquisición por Cuba de aviones de pasajeros Túpolev-204 SE, el suministro de automóviles y camiones, el intercambio de estudiantes, etc. 

Pero Cuba no ha olvidado las lecciones del reciente pasado, cuando la gran amistad de los tiempos de la URSS, cuando el apoyo de La Habana le llegó a costar a Moscú hasta 4.000 millones de dólares al año, se sucedió por el abandono total tras la caída del comunismo, lindante incluso con la hostilidad. 

“Somos viejos amigos, nos hemos conocido en las buenas y en las malas, que es, como dicen ustedes, cuando mejor se conoce a la gente”, dijo ayer Castro. 

Fuentes de la delegación cubana decían hoy a Efe que “nadie en Cuba ha olvidado lo sucedido”, por lo que “ahora las relaciones se estructuran de modo distinto, más pragmático y por tanto seguro”. 

La parte cubana no oculta su interés por las inversiones de Rusia, que a su vez también se preocupa por garantizar sus propios intereses. 

En el sector energético, por ejemplo, se acordó crear una empresa mixta que se encargará de modernizar la planta eléctrica de Mariel, probablemente con inversiones rusas. 

Pero también se prevé que sea la parte rusa la que administre la estación tras su modernización. 

Según Sechin, en este caso se trata de un “modelo piloto”, que podría ser aplicado a otros ámbitos de cooperación. En particular, en el ámbito de la pesca, que también se mereció ayer un “memorándum de entendimiento”, o en la producción de níquel o hidrocarburos, que atraen especial interés de Rusia. 

Rusia también está interesada en “inversiones en el sector del turismo”. Y también le mereció una mención especial la cooperación en “biotecnología y farmacología”. 

Se trata, precisó, de investigaciones conjuntas, pero también de la compra de productos cubanos y sobre todo de la producción conjunta de productos que ya se elaboran en Cuba, como, por ejemplo, medicamentos para combatir el cáncer, especialmente el de pulmón, y diversas formas de hepatitis.

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