El Instituto Nacional de Estadísticas dice que en San Fernando, a fecha de 2011, existen 5.245 viviendas vacías. Un14 por ciento de ellas -de las vacías- se construyeron hace menos de diez años. El parque de viviendas se sitúa en la actualidad en 43.121,de las cuales 7.594 unidades son viviendas de segunda residencia, un porcentaje demasiado elevado que inclina a pensar que se trata de segunda residencia obligada, al no haber tenido salida en la reventa antes de estallar la burbuja inmobiliaria. O que en La Isla hay más dinero del que se presume.
Según la Empresa del Suelo Isleña SA (Esisa), actualmente sujeta a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de un año por falta de trabajo, en las listas de espera de la empresa municipal existen unas 3.000 personas esperando las promociones de viviendas públicas, que durante los últimos años han sido de VPO y de renta libre, además de una parte menor destinadas al alquiler.
No se cuentan, porque no están construidas, las 1.500 viviendas proyectadas en los Polvorines de Fadricas, la mitad de ellas de VPO que construiría Esisa y el resto de renta libre, que construirían los antiguos reversionistas de los terrenos y con los que pagarían la reversión.
Tampoco se cuentan las más de 800 viviendas -también la mitad de VPO- en los terrenos de la antigua Fábrica de San Carlos, propiedad de la empresa mixta Sogescar, participada por Esisa y por Unicaja al 25 y 75 por ciento, respectivamente.
Y obviamente tal y como están las cosas en el sector de la construcción, no se cuentan ni se espera contar con las que contempla el PGOU de 1992 en el Sector I-Casería de Ossio, o sea, en las cuatro torres que faltan por construir y que tienen todas las bendiciones para construirse, eliminadas las afecciones de Defensa.
Esas viviendas que no están construidas, en el caso de que se construyesen, daría un total de unas 8.000 viviendas, entre las vacías y las que se construyeran, que se quedarían en 5.000 en el caso de que las 3.000 personas inscritas en Esisa consiguieran, todas, acceder al derecho constitucional al que se ha demostrado que es más fácil acceder con dinero que esperando promociones de alquiler de las empresas municipales.
La ecuación, aunque no sea muy ortodoxa, es que siguen sobrando viviendas, a pesar de lo cual tanto los gobiernos anteriores como el actual mantienen por obligación los proyectos de construcción en los lugares estratégicos del norte de San Fernando. Y frente a la ecuación poco ortodoxa está la realidad machacona de que no hay gente con dinero para comprar ni bancos que lo presten, con lo cual, largo fían las ganancias.
En el polo opuesto y dado que las previsiones se hicieron cuando las circunstancias eran muy distintas a las actuales, se observa una falta de ideas para poder rentabilizar esos suelos con otras actividades, aunque se salvaguardara la posibilidad de construir en un futuro que se adivina muy lejano, habida cuenta que los propietarios del suelo tienen unos derechos adquiridos en forma de edificabilidad. Y querrán cobrar.
No obstante, y con una empresa municipal que no puede construir por sí sola; con planes de viviendas estatales y autonómicos inexistentes y sin gente que pueda comprar un piso, pudiera pensarse que no sólo sobran pisos y faltan ideas, sino que sobra Esisa. Eso es lo que piensa la oposición municipal. Pero son doce.