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Jaén

Mejor no hablar de trenes

La lentitud con que discurre la alta velocidad es otro desprecio a Jaén. Los políticos preguntan, pero siempre prefieron aplaudir a exigir

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A estas alturas ya resulta intolerable que sobre determinadas cuestiones se produzcan enfrentamientos entre los dos principales partidos políticos del país y de la provincia, que han tenido responsabilidades de gobierno y que debieran conocer sobradamente la realidad de Jaén. El pasado martes se habló en el Senado sobre el ferrocarril, una interpelación del Grupo Socialista, apoyado por varias provincias afectadas por un futuro incierto para sus trenes y defendida por el senador jienense Felipe López, frente a la ministra de Fomento, Ana Pastor, que, naturalmente dando rodeos y utilizando eufemismos, vino a confirmar que podemos olvidarnos de mejoras, incluso se permitió la licencia de salirse por los cerros de Úbeda al hablar del célebre tranvía de Jaén, que no venía al caso, aunque tampoco nos extraña, los políticos, de un lado y de otro, buscan pretextos para desviar la atención y no decir lo que simple y llanamente se espera de ellos. En este negro panorama ferroviario de Jaén llueve sobre mojado, PSOE y PP, indistintamente, en los periodos que han estado gobernando, han pasado olímpicamente de las comunicaciones en general y del desarrollo del ferrocarril en particular, son ambos responsables de la situación tercermundista en la que han colocado a nuestros servicios de trenes. Hemos sido durante lustros la única capital de provincia sin un Talgo directo a Madrid y ahora la alta velocidad, que avanza a paso de tortuga, es otro desprecio a esta tierra, que será la última en subirse a ese tren si es que alguna vez llega. Los políticos de Jaén preguntan, pero siempre prefirieron aplaudir a exigir.

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