El cementerio de La Soledad de Huelva acoge este viernes las primeras exhumaciones en la provincia de casos de supuestos bebés robados y se realizarán a primera hora de la mañana.
Según ha informado la asociación 'SOS Bebés Robados' de Huelva, dichas exhumaciones se llevarán a cabo de forma privada a través del Laboratorio Nacional Neodiagnostica Lab.
El primero de los casos se trata de un bebé que se encuentra enterrada en un nicho y un matrimonio quiere comprobar si realmente ese bebé al que dieron sepultura es realmente su hija y "despejar todas las dudas".
Así lo ha puesto de manifiesto Soledad Wert, que ha narrado que en el año 1992 dio a luz a un bebé en el hospital Manuel Lois de la capital, y "ni ella ni su marido pudieron ver a la niña" puesto que las enfermeras y médicos "les dijeron que estaba en la incubadora porque estaba muy mal". De este modo, nada más nacer, la menor fue trasladada a la incubadora y le dijeron a su marido que "hasta el día siguiente no podía ir a visitarla" al no estar permitido fuera de horario. Los padres al día siguiente pudieron ver a la menor, que estuvo "cuatro días" ingresada y después falleció.
"Si tan malita estaba la niña por qué no nos dejaron verla la misma noche", se ha preguntado Soledad Wert, que ha apuntado que dio a luz a otros hijos en el mismo centro "y siempre me dejaron verlos al momento, antes de llevárselos" para examinarlos.
El segundo de los casos es el de un bebé varón, el cual, pese a que fue enterrado en una sepultura familiar, en los papeles del negociado del cementerio aparece, según ha apuntado el sobrino del supuesto bebé robado, David Moreno, consta que está enterrado en "una fosa común" y con una fecha que "no corresponde" con la del entierro.
David Moreno ha explicado que su abuela se puso de parto en los años 60 un 12 de septiembre y, pese a que en un primer momento estaba en casa con una matrona, por diversas complicaciones, se derivó al hospital Manuel Lois, donde dio a luz a bebé varón por cesárea. "Una monja les dijo que el niño había muerto, pero no pudieron verlo", ha agregado David Moreno, que ha recordado que el menor pesó seis kilos.
Cuatro días después falleció la madre del menor y la familia decidió enterrar al niño y a la madre juntos en la tumba familiar. Tras darse a conocer los casos de bebés robados y ante las sospechas de que este menor pudiera ser uno, la familia comienza a indagar y descubre que en el negociado del cementerio aparece que el entierro de ese recién nacido fue "el mismo día de la muerte, el día 12 y en una fosa común", y no en la sepultura familiar días después junto a su madre.
Del mismo modo, Moreno ha indicado que quieren disipar "todas las dudas" y cotejar el AND de sus abuelos con el de ese bebé, si este finalmente se encontrase en la sepultura familiar. En caso de que no fuera o no estuviera allí, quiere dejar el AND de sus abuelos en la base de datos de la asociación para poder encontrar, si viviera, a ese miembro de su familia.