El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, ha sostenido este jueves que el Ejército egipcio "restauró la democracia" al derrocar al expresidente Mohamed Mursi el 3 de julio, según ha informado el diario estadounidense 'The Wall Street Journal'.
"En efecto, estaban restaurando la democracia. Millones de personas pidieron al Ejército que interviniera por temor a que el país cayera en el caos", ha agregado durante una rueda de prensa en Pakistán, donde se encuentra realizando una visita diplomática.
Asimismo, ha manifestado que Estados Unidos "no dio un golpe de Estado para gobernar el país" y ha recordado que "en estos momentos hay un Gobierno de carácter civil al frente del país".
Estados Unidos había rechazado hasta el momento pronunciarse sobre el asunto ya que, en caso de definir la actuación de las Fuerzas Armadas como un golpe de Estado, tendría que cortar la ayuda económica y militar al país africano.
"Creemos que la continuación de la entrega de ayuda a Egipto es importante en nuestro objetivo de lograr una transición responsable hacia un Egipto democrático. Trabajaremos con el Congreso para determinar la mejor manera de continuar con esa ayuda", afirmó la semana pasada el vicesecretario de Estado, William Burns.
Mursi fue derrocado después de que el jefe del Ejército y actual ministro de Defensa, Abdelfatá al Sisi, anunciara la suspensión de la Constitución y pusiera al frente de la Presidencia al Tribunal Constitucional. Desde entonces, el exmandatario ha permanecido detenido en una instalación militar no desvelada.
La decisión del Ejército se produjo en medio de una gran movilización contra el mandato de Mursi, si bien sus seguidores también celebraron manifestaciones masivas para respaldarle, si bien de mucha menor importancia.
Hermanos Musulmanes y sus aliados han acusado a las nuevas autoridades de acceder al poder a través de un golpe de Estado militar y de lanzar una campaña de represión contra los movimientos islamistas.
Entre las medidas más criticadas adoptadas por el nuevo Gobierno está el restablecimiento por parte del Ministerio del Interior de las funciones de lucha contra el extremismo y control de las actividades políticas y religiosas, suspendidas tras la revuelta que puso fin en 2011 al Gobierno del expresidente Hosni Mubarak.
Asimismo, la orden del Gobierno para desalojar las sentadas protagonizadas por seguidores del expresidente en base a motivos de seguridad ha sido rechazada por las principales formaciones islamistas y algunos de los grupos revolucionarios más relevantes del país, entre ellos el Movimiento Juvenil 6 de Abril.
En este sentido, la organización Amnistía Internacional (AI) ha advertido de que dicho llamamiento puede derivar en "nuevos abusos y derramamientos de sangre". Según AI, el Gobierno no ha precisado de momento qué medidas se van a tomar para reducir al mínimo los enfrentamientos, las posibles pérdidas de vidas y las lesiones graves.
Más de un centenar de personas --la mayoría de ellas seguidores de los partidos islamistas-- han fallecido a causa de la represión militar y de los enfrentamientos registrados entre seguidores y detractores de Mursi desde su caída.