Recientemente un artículo publicado en la revista “Nature Communications” señala que los últimos medicamentos elaborados para combatir el mal de Alzheimer son realmente alentadores. En efecto, se informa sobre la actuación de dos nuevas clases de compuestos que se están ensayando con pacientes humanos. Los resultados publicados por un equipo de la Escuela politécnica de Lausanne (Suiza) concluyen como estos compuestos se dirigen a la causa de la enfermedad, los péptidos, con una precisión eficaz y sin efectos secundarios.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la agregación de pequeñas moléculas biológicas, conocidas como péptidos amiloides. Cualquier persona produce estas moléculas, puesto que desempeñan un papel antioxidante esencial. Pero en las personas con alzhéimer, estos péptidos se agregan al cerebro y forman placas tóxicas “placas de amiloide” que destruyen las neuronas circundantes. Efectos degenerativos producidos en gran medida por el proceso de envejecimiento, como otros, entre los que se pueden destacar, procesos reumáticos, osteoporosis, deficiencias visuales como la presbicia o el astigmatismo, etc.
El proceso, según los investigadores, se inicia con la proteína APP, que se encuentra al otro lado de la membrana de la neurona. Esta proteína se divide en varias fragmentos mediante la acción de una enzima y partición inicial genera una proteína intracelular más pequeña que realiza un papel muy útil en la neurona. Otro corte libera el resto de la APP “el péptido amiloide” fuera de la célula. Por razones aún no bien comprendidas, la proteína APP se puede cortar por distintos lugares, produciendo así péptidos amiloides de diferente longitud, aunque únicamente las formas más largas tienen la capacidad de agregación en placas, y se sabe que las personas con el mal de Alzheimer producen un número anormalmente elevado de ellas.
La próxima generación de fármacos está dirigida a una enzima que fragmenta a la APP, la gamma secretasa. Hasta ahora, se ha fracasado en el conocimiento de los mecanismos, pero en este trabajo se ha podido vislumbrar cómo, los nuevos fármacos afectan a la secretasa gamma y a su actividad de corte.
En comparación con los resultados previos, este es un avance importante. En 2010, los ensayos clínicos de fase III tuvieron que ser suspendidos porque el compuesto que se estaba probando inhibía la función de la gamma-secretasa en todos los ámbitos, lo que significa que la enzima también se desactivaba en los procesos básicos de diferenciación celular, lo que generaba efectos secundarios como hemorragias gastrointestinales y cáncer de piel.