El Gobierno de Canadá ha otorgado la ciudadanía honoraria a la adolescente paquistaní Malala Yousafzai, defensora de la educación de las niñas en su país y que sobrevivió a un intento de asesinato el año pasado a manos de los talibán.
"Canadá reconoce el valor y ejemplo inspirador de Yousafzai, quien arriesga su vida para promover la educación de las mujeres jóvenes. Ha hecho frente al mal y a la opresión y ahora habla en nombre de los silenciados", ha indicado el Ejecutivo.
Yousafzai se convierte así en la sexta persona en recibir la ciudadanía honoraria canadiense, uniéndose a un selecto grupo en el que están el expresidente sudafricano Nelson Mandela; el líder espiritual tibetano, el Dalai Lama; la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi; el Aga Khan, título de los imanes de los ismaelitas nizaríes pertenecientes al chiismo; y el diplomático sueco Raoul Wallenberg.
La semana pasada, Yousafzai afirmó que le gustaría ser política en un futuro para cambiar Pakistán. "Seré política en el futuro. Quiero cambiar el futuro de mi país y quiero que la educación sea obligatoria", declaró. "El mejor modo de resolver el problema y de luchar esta guerra es mediante el diálogo y mediante la vía pacífica", añadió.
En su opinión, "el mejor modo para combatir el terrorismo y el extremismo es algo muy sencillo, educar a la próxima generación", si bien reconoció que acabar con el terrorismo no es asunto suyo, "sino el trabajo del Gobierno (...) y ese es también el trabajo de América".
En cuanto a las continuas amenazas contra su vida, reiteró su deseo de regresar a Pakistán desde Reino Unido, donde actualmente va a la escuela. "Lo malo en nuestra sociedad y nuestro país es que uno siempre espera que venga otro", reconoció, al tiempo que se mostró convencida de que conseguirá este objetivo porque Dios está con ella.
Además, dejó claro que, aunque la cultura británica le ha conmocionado y en particular el hecho de que las mujeres sean más libres, no se está convirtiendo en occidental, ya que sigue su cultura pashtún.