La Audiencia de Almería ha condenado a un vecino de la capital a dos años de prisión por amenazar continuamente a su excompañera sentimental, a quien obligó a refugiarse en el interior de un cajero automático al abordarla en la calle cuando iba acompañada de su hija menor de edad.
El acusado, sobre el que pesaba un orden de prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima, la insultó, así mismo, mediante el envío de mensajes de texto en los que la "menospreciaba" y "atemorizaba" con expresiones como "te mato, te prendo fuego, díselo a la policía".
La sentencia, consultada por Europa Press, desestima el recurso de apelación del acusado al considerar acreditado que el acusado cometió delitos de quebrantamiento de medida cautelar y continuado de amenazas, por lo que confirma la pena de 24 meses de cárcel por cada uno de ellos.
El condenado deberá hacer frente, asimismo, a una pena de diez días de trabajo en beneficio de la comunidad por una falta de injurias y no podrá comunicarse por ningún medio ni acercarse a su expareja a menos de 300 metros durante dos años.
Los hechos se remontan a enero de 2012 cuando el hombre abordó a la víctima cuando esta se encontraba junto a su hija en un establecimiento público. Cuando ella le vio, abandonó el lugar aunque él le siguió a bordo de su coche.
La mujer se encerró, entonces, en un cajero automático pero el acusado descendió del turismo, se acercó y le dijo: "quiero hablar contigo seriamente y no acepto la separación".
Cuatro meses después, según recoge la sentencia, procedió a enviar a la víctima varios mensajes de texto al móvil en la que le decía "nena estoy en la puerta, te mato y te prendo fuego" o "que estas con un fulano, os mato a ti y a el" al tiempo que la insultaba y profería expresiones injuriosas.
La Audiencia Provincial, frente a la apelación del condenado que niega la persecución y rechaza haber remitido esos mensajes de teléfono, remarca que las declaraciones de ella han sido "claras y persistentes" y que los mensajes fueron verificados antes de que él "diera de baja su teléfono".
Hace referencia, asimismo, a cómo intervino un matrimonio de edad avanzada en ayuda de la víctima cuando ella se vio obligada a encerrarse en un cajero y califica de "incoherente y contradictoria" la versión de él, "que se limita a decir que no es verdad".