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Un desastroso 2014 da paso a un 2015 esperanzador

El peor descenso de la historia y la mayor fractura social conocida cierra el año con ilusiones renovadas

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  • Vuelta al ruedo -

Agotado casi en su totalidad el 2014, toca hacer valoración de lo acontecido en un año en el que sin duda, se han escrito las páginas de recuerdo más infausto para el beticismo en sus 107 años de historia.

La debacle deportiva e institucional ha dejado un poso de ‘cadáveres’ en el camino a lo largo de 365 días que hicieron añicos la estabilidad y el buen hacer de un 2013 que sin embargo, en sus últimos coletazos, hacía saltar la alarma y empezaba a engendrar de forma galopante, la semilla que daría paso a una serie de calamidades que culminarían con un descenso inevitable.

Así es como se dio carpetazo y continuidad a un año lleno de cambios constantes, a raíz de la salida de Pepe Mel y la llegada de Juan Carlos Garrido al banquillo verdiblanco que, entre otras cosas, motivó el cese de Vlada Stosic como director deportivo (parcela que asumió el propio Garrido junto a su segundo Sergio Fernández), propiciando una lucha de poder en el club bético cuyos nefastos resultados con el paso de las jornadas, precipitarían el despido del técnico valenciano.

El constante baile de nombres en lo que al terreno puramente futbolístico fue consecuencia del terrible cisma que se dirimía en la planta noble de la entidad de Heliópolis.

José Antonio Bosch Valero, exadministrador judicial del Betis, tuvo que abandonar el cargo salpicado por el asunto Gesalus, cediendo su puesto a Francisco Estepa en las tareas fiscalizadoras del club.

Un turbulento mes de enero que se coronó con el fichaje de Gabriel Humberto Calderón para que cogiera las riendas del primer equipo para lograr el objetivo imposible de salvar la categoría.

Más tarde, fue Miguel Guillén quien, de motu propio, dejó la presidencia para que Manuel Domínguez Platas se colocara en primera línea de batalla.

Consumado el descenso, el reto en la secretaría técnica de conformar un plantel ganador recayó en Alexis Trujillo y su apuesta personal como entrenador de Julio Velázquez, todo ello mientras susurraba la voz de Lorenzo Serra Ferrer entre bambalinas.

Ni cuatro meses duró el experimento; pues una renovada directiva comandada por Juan Carlos Ollero en el sillón presidencial, devolvía la ilusión al beticismo para el 2015. Pepe Mel, retornaba al Betis.

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