El Ayuntamiento de Huelva ha adjudicado una vivienda a Rocío Medel, una madre soltera que en noviembre de 2013 ocupó una vivienda propiedad de una mujer que vive en una residencia de ancianos cuyo patrimonio gestionan unas monjas que le reclamaron que se marchara, llegando a denunciarla hasta en dos ocasiones.
Después de que en marzo de 2014 el Juzgado de lo Penal 1 de Huelva paralizara su desahucio tras recurrir ella la sentencia que la condenaba a marcharse de la vivienda, el martes de la semana pasada esa decisión judicial se hacía efectiva y Rocío y sus dos hijos, de 3 y 10 años, tuvieron que abandonar su vivienda, ha explicado a Efe la propia afectada.
Sin embargo, y después de año y medio de incertidumbre, la vida le ha vuelto a sonreír y sólo un día después, con la mediación del Obispado de Huelva, le comunicaban que se le había adjudicado una vivienda municipal por la que tendrá que abonar un alquiler social, lo que ella venía reclamando desde el principio.
"Aún no sé cuanto tendré que pagar, no se ha cerrado el contrato, pero estoy muy contenta, se acabó la incertidumbre de no saber dónde dormiría con mis hijos, a donde iría cuando me echaran de la casa", asegura Medel.
La "necesidad" fue la que la llevó a principios de noviembre de 2013 tras enterarse de que había una vivienda vacía en la barriada de Las Colonias, a entrar en ella con la intención de dar a sus hijos un techo "digno", pues el dinero esporádico que ganaba con trabajos como asistenta del hogar o en el campo no le permitía el alquiler "normal" de una vivienda.
A los 24 horas de llegar a la vivienda recibió la visita de dos monjas de la residencia, que le dijeron que tenía que irse "pues ellas eran las que decidían qué se hacía con la casa" y ese mismo día la denunciaron.
Desde entonces su vida ha sido un calvario, pese a la reiterada petición de "caridad" que hacía a las monjas, esta mujer se tuvo que enfrentar a un juicio por desahucio y a dos órdenes de ejecución hasta que el pasado martes llegó el momento que había conseguido alargar casi un año y tenía que abandonar la vivienda ocupada.