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Campo de Gibraltar

Raquel Saavedra: "No somos el enemigo de los estibadores"

La presidenta de la asociación en defensa de la mujer en la estiba aclara que solo defiende igualdad y el acceso de las mujeres a este trabajo en Algeciras

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  • Raquel Saavedra -

Raquel Saavedra Barragán, algecireña de 35 años, ha destapado, casi sin darse cuenta, uno de los últimos tabúes en lo que a la igualdad de género se refiere en el ámbito laboral. Hace tres meses inició la lucha por el acceso de las mujeres a la estiba portuaria, un trabajo que solo en el puerto de Algeciras sigue siendo exclusivamente masculino. Su reivindicación fue respaldada por muchas mujeres y ya se han constituido en una asociación en busca del acceso a ese trabajo.

¿Cuándo tuvo claro que el acceso a la estiba era imposible?

—No lo tenía tan claro. Fue hace unos tres meses, mirando a través de Internet, mirando otros puertos, me di cuenta de que el de Algeciras era el único en el que no había mujeres. El resto de puertos de España había incorporado mujeres. Además, en notable cantidad. En Valencia hay 400 y hace 14 años que se empezaron a incorporar, en Barcelona hay 200, etc. Es algo generalizado, como debería de ser aquí.

Y a raíz de aquello, ¿Cómo surgió la plataforma de mujeres en defensa del acceso a la estiba en Algeciras?

—Hice la plataforma a través de Facebook. Poco a poco se fueron incorporando mujeres que estaban de acuerdo. En menos de tres meses tenemos cerca de 4.000 mujeres en la plataforma. A la vista de lo bien que iba legalicé la asociación y ya tenemos 200 mujeres inscritas. Son de todo el Campo de Gibraltar, de varias poblaciones.

¿Le han dado alguna explicación de por qué aquí no admiten mujeres en la estiba?

—Este mismo martes nos reunimos con el señor Morón [Manuel Morón, presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras]. Es una persona bastante agradable y sensata. Nos dijo que es digna y justa la reivindicación que estamos haciendo, puesto que las mujeres deben estar. Nos dijo que él mismo, como presidente del puerto, se ha encargado de que haya mujeres en más ámbitos, como la Policía Portuaria, donde antes no había, y como eso en muchos sectores del puerto. Cree que la estiba no debe ser uno menos, sino que debemos entrar. Además, es inconstitucional. La Coordinadora tiene firmado que debe haber un 50% de la plantilla de mujeres y no lo están cumpliendo.

Y desde la Coordinadora, ¿Qué les trasladan?

—Yo comprendo que, ahora mismo, la Coordinadora está en un momento complicado por la sentencia de Bruselas. Hay un decreto que está a punto de salir y espero que en esta semana se resuelva todo. Sé que es un momento crítico para ellos y entiendo que no puedan ser tan serviciales, por llamarlo de alguna forma, con nosotras.

En algunas conversaciones informales con gente de la estiba me han comentado que no tienen problema con que entren mujeres. No tienen constancia de que haya ninguna negativa. Nosotras les hemos entregado un escrito, que se lo hemos dado al señor Morón, para dejar constancia de que hay mujeres que queremos entrar en la estiba. 

Es cierto que la estiba se enfrenta a un momento complicado, por lo que la paridad en la plantilla es algo lejano en el horizonte...

—Hay personas que piensan que he salido en un mal momento debido a la sentencia de Bruselas. Pero  yo no estaba al tanto de esta condena. He tenido la mala suerte de que haya pasado esto. Pero todo lo que perjudique a la estiba nos perjudica a nosotras como futuras compañeras. Los apoyamos en todo y estamos a favor de los estibadores. Nosotras no somos un enemigo, sino un frente que quiere la igualdad, que haya presencia de mujeres dentro de la estiba. Solo queremos que admitan que no están en contra de que haya mujeres y se comprometan a incorporarlas cuando surja la posibilidad de una remesa nueva de trabajadores.

Es absurdo pensar en que haya un 50% de mujeres. Es lo que dicta la Ley y el acuerdo que firmaron, pero todo es negociable. Somos conscientes de que ahora mismo no es posible. Solo queremos que se vea una muestra de que van a incorporar mujeres aunque sea poco a poco.

La plataforma está siendo muy activa. La agenda de contactos con las administraciones y partidos está repleta. ¿Qué les transmiten?

—Ya nos hemos reunido con el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, que se ha mostrado de acuerdo con nosotros. Nos hemos visto con Izquierda Unida, con el PSOE, con Podemos, UPyD. Todos nos han dado apoyo. Incluso nos han concedido la comparecencia en el Parlamento de Andalucía. Lo que ocurre es que ahora con las elecciones autonómicas está todo paralizado, así que tendrá que ser en el próximo mandato. Pero no tenemos prisa, ya es algo bueno que nos hayan permitido intervenir. También tenemos pendiente una reunión con Victoria Kent, que también nos quiere ayudar.

¿Cuál ha sido la reacción desde los colectivos de estibadoras de otros puertos?

—Hemos tenido muchos apoyos de compañeras de otros puertos. De Barcelona, de Valencia, de Asturias, de Las Palmas... Incluso del extranjero, de Uruguay, Venezuela, etc. También han sido muchos estibadores, hombre, de aquí de Algeciras, están animando a inscribirse a sus hijas, a sus mujeres, porque creen que estamos haciendo una reivindicación justa.

A la vista está que, tradicionalmente, la estiba ha sido un trabajo limitado a los hombres ¿De dónde le viene su interés por él?

—Yo pertenezco al mundo del puerto. Llevo desde 2001 trabajando en las navieras. Siempre me ha gustado el puerto. Además, tengo familiares trabajando en la estiba y siempre he sabido más o menos cómo es el trabajo. Mi hermano es estibador. A mi, por ser mujer, no me dieron la oportunidad de entrar en la estiba. No me lo dijeron así, sino que lo dieron por hecho e incorporaron a mi hermano, que es tres años más pequeño que yo.

Incluso tiene un familiar al que la APBA dedicó un busto, el del trabajador fallecido que hay en la desembocadura del Río de la Miel, José Luis Batugg...

—Sí. Era hermano de mi madre. Lo mató un camión trabajando, precisamente, en la estiba. Fue una pérdida muy grande. Para mi madre era como el padre que no tenía. Yo he vivido esa familiaridad. Y sin embargo, es curioso, porque muchas veces en la propia familia encuentras a los primeros críticos con mi reivindicación. No todos, claro. Pero hay quien no acepta bien lo que hago. Pero tengo mis principios y una personalidad fuerte y voy por donde me dicta mi conciencia.

¿Se da con frecuencia en el puerto esa vinculación, de familias que van entrando en los mismos trabajos?

—Sí. Pero yo no discuto la política que tengan, sino que lucho para que entre cualquier mujer. Sea o no hija de portuario. Cualquier mujer debe poder entrar en la estiba. Es un puerto muy importante y va a tener un futuro muy amplio. Llegará un momento en que toda Algeciras coma del puerto, porque cada vez va a más. En un futuro dará empleo a 5.000 ó 10.000 personas. Por eso no debe valerse solo del hombre.

Habrá quien piense que es un trabajo de hombres, pero también se decía cuando, por ejemplo, los aviones solo lo pilotaban hombres, o en el ejército y así, en miles de trabajos. Eso se ha quedado muy atrasado y no son formas de pensar del siglo XXI.  

¿Alguna vez en este proceso le han entrado dudas, por verlo tan complicado?

—No. Tarde o temprano se va a incorporar la mujer. No sé quién, porque eso lo elegirá la empresa. Con cualquier mujer que entre en la estiba me sentiré orgullosa y ganadora, aunque no sea yo. Si me dicen que estoy cualificada y accedo a un puesto, lo haré encantada. Pero si son otras de mi asociación o cualquier mujer, yo voy a estar igual de feliz o más, porque mi lucha es una reivindicación para que entren las mujeres en la estiba. El que no lo quiera entender, pues que no lo entienda, pero no es una lucha individual. Las mujeres son capaces de esto y de mucho más y deben estar presentes en todos los ámbitos.

Es cierto que han recibido muchas muestras de apoyo ¿Se habéis topado también con críticas?

—Hay más apoyos que críticas. Pero las críticas, pequeñas o grandes, al final son las que más escucho. Las escucho todas, buenas y malas, porque de todo se aprende. Pero yo voy por la calle y recibo muy bien lo que me tengan que decir. Me hablan, me comentan cosas, pero no veo esa maldad que muchos quieren hacer ver. Hasta ahora no he tenido ningún problema.

Estará el clásico machista que diga que no quiere mujeres allí. Pero son más los que se preguntan “por qué no, si yo tengo cuatro hijas”, por poner un ejemplo. Son comentarios que va a haber siempre. Si tú haces una reivindicación y a todo el mundo le parece bien, ¿Qué reivindicación vas a hacer? Es como los partidos políticos: si todos están a favor de uno, para qué va a haber partidos ni nada, si todo el mundo está de acuerdo.

Yo soy fija en mi trabajo desde hace tiempo. No tengo interés en entrar en la estiba porque esté parada, ni, como dicen muchas “ah, es que quiere un marido portuario”. Son cosas que no debo ni hacerles caso. Yo sigo adelante. Todas las mujeres de la asociación tienen un porqué y son muy luchadoras, capaces de hacer cualquier trabajo.

En los últimos años la estiba se ha modernizado mucho y el trabajo físico, que es por donde más se puede poner en duda la presencia de mujeres, se ha reducido al mínimo...

—Dicen que hay una barra que no podemos trincar. Déjanos intentarlo y a ver. A lo mejor, de diez trincan ocho, pero es que con los hombres ocurre exactamente lo mismo. Hay muchos que no pueden, pero una vez que apoyas la barra es más cuestión de maña que de fuerza. Que nos dejen probar, y la que no pueda, pues se le rebaja de puesto, como ocurre con los hombres. Nosotras queremos igualdad de oportunidades, el mismo protocolo.

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