El Alcorcón ganó 1-3 en El Arcángel a un Córdoba sin remate y al que maniató mostrando una gran seguridad defensiva y mucha solidez, además de aprovechar sus ocasiones aunque el primer tanto fuese en propia puerta de Domingo Cisma y el segundo de penalti, pero el tercero de Alfredo Máyor certificó su sobriedad.
Como en todos los duelos entre blanquiverdes y alfareros en El Arcángel, el partido fue de goles. A los seis minutos se adelantó el Alcorcón merced a un tanto en propia meta de Cisma, que desvió la trayectoria del balón en un pase interior por el punto de penalti ante el que no pudo reaccionar a tiempo el meta debutante Falcón.
El mazazo no afectó a los locales, que, espoleados por más de 15.000 cordobesistas en las gradas, metieron intensidad al partido para llevar peligro al área del portero serbio Marko Dmitrovic.
Las entradas por las bandas fueron continuas hasta que poco antes de la media hora Xisco Jiménez puso la igualada en el marcador. El capitán, que reaparecía hoy, hizo lucirse en un primer remate de cabeza al meta balcánico del Alcorcón, pero el rechace de éste quedó muerto en el área pequeña a la altura del balear, que de tacón mandó el balón a la red.
Al minuto de sacar de centro el Alcorcón, los madrileños pudieron hacer el segundo en una rápida jugada en la que Máyor se plantó solo ante Falcón, si bien su remate se fue alto por poco.
Con esta acción los alfareros demostraron que no habían ido a Córdoba a encerrarse, sino a jugar y buscar un triunfo que igualmente quería el Córdoba y que buscó en la recta final de la primera parte sin éxito, pese a sus constantes subidas por las alas.
Tras el descanso se repitió el guión. Esta vez fue a los diez minutos cuando el Alcorcón hizo el 1-2 de penalti por medio de David Rodríguez, que antes se había marchado en el área de Cisma y cuando se perfiló para rematar su disparo se encontró el codo de Deivid.
El Córdoba buscó de nuevo la igualada, pero en ningún momento pudo desarmar el perfecto entramado defensivo de los pupilos de Juan Ramón López Muñiz.
Los minutos pasaban sin que los cordobesistas crearan ocasiones, mientras que los madrileños a la contra hacían daño, sobre todo ante una defensa local que se mostraba poco segura.
Así llegó el definitivo 1-3, a diez del final, cuando en una rápida contra Collantes disparó desde la frontal y estrelló el balón entre los centrales, aunque él mismo cogió el rechace para asistir a Máyor, quien, solo en el interior del área, hizo el tercero con un tiro cruzado que se alojó por la escuadra derecha de Falcón.