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Córdoba

El acusado de secuestrar a su exmujer e hija lo niega y ella dice que las maniató y amordazó

El procesado dice que ella le dio "un bofetón" y él "un revés", mientras que ella declara que él "hizo lo que le dio la gana"

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  • Juicio. -

El hombre acusado de secuestrar y herir a su exmujer e hija, después de que ella había comenzado otra relación con un varón y él había sido condenado días antes por amenazas en el ámbito familiar y una falta de vejaciones, ha negado ante el juez los hechos por los que está procesado en Córdoba, si bien la mujer ha relatado que las maniató y amordazó, después de que la hija fuera a recoger unas cosas a la casa del padre.

   Durante el juicio en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba, que ha quedado visto para sentencia, el acusado ha defendido que no le sacó un cuchillo a su hija ni a su expareja, al tiempo que ha subrayado que "es falso" que las amedrentara, las atara a una silla y les pusiera algo en la boca, y ha negado que cogiera el teléfono tanto de su hija como de la exmujer.

   Además, ha detallado que tuvieron "una discusión" él y la expareja, que "no duró más de cinco o diez minutos", en la que ella le "empujó en varias ocasiones", acabaron "a voces" y ella le dio "un bofetón", al que respondió él con "un revés", según el relato del acusado, quien considera que la denuncia fue porque las echó "de casa".


   No obstante, ha reconocido que era consciente de la orden de alejamiento que tenía sobre la exmujer, pero ha apuntado que cuando la hija llamó a la madre para que fuera a la casa a ayudarle para recoger cosas, la primera "debería saber" que existía dicha orden, según el acusado, que cree que fueron a la casa "con otra intención".

   Asimismo, ha destacado que ambos mantuvieron "siempre una relación cordial" y "buena", aunque "las cosas se complicaron" a raíz de que él encontrara pareja, pero después volvió a entablar relación con ella, después de recibir "llamadas constantes" de la misma. Si bien, "no entendía" que ella al tiempo hubiera empezado otra relación con un hombre, después de volver, según su testimonio.

   Por su parte, la exmujer ha manifestado que cuando llegó a la casa tras decirle él que "no llamara a la Policía" y escuchar "llorar" a su hija, ésta estaba "maniatada y amordazada", mientras que él tenía "un cuchillo". También, ha relatado que él le dio "cinco golpes" cuando no contestaba a sus preguntas, al tiempo que ha negado que le diera un bofetón al acusado, quien, según ella, "hizo lo que le dio la gana".

LAS PENAS

   En concreto, la acusación pide para él penas que suman unos 19 años de prisión, multa de 3.240 euros y orden de alejamiento de unos seis años; la Fiscalía, 17 años de cárcel, y la defensa, la absolución.

   Según recoge la calificación inicial de la acusación, el procesado, "plenamente consciente" de que tenía una orden de alejamiento sobre su exesposa y "sabiendo que ésta jamás atendería a sus llamadas o acudiría a cita alguna con él", se sintió "profundamente resentido de que hubiera iniciado relación con otro hombre".

   Ante ello, supuestamente utilizó a su hija, mayor de edad, para "apresarla y poder atraer a la madre que acudiría en socorro", para lo cual el acusado estuvo "insistiendo a su hija que acudiera a su domicilio a fin de retirar unas fotografías familiares de las que quería desprenderse".

   De este modo, el 15 de marzo de 2015, la hija acudió a la casa de su padre para retirar las fotografías y una vez allí el acusado pidió a su hija que subiera a la habitación para recoger las fotos que estaban en una bolsa.

   Al entrar en la habitación, el acusado "esgrimiendo contra ella un cuchillo que tenía oculto con papeles sobre una mesa y apuntándolo al cuello de su hija le dijo: 'tranquila que no te va a pasar nada, lo que quiero es que hablemos lo que no hemos hablado antes'", según la acusación.

   A continuación, "la empujó sobre la cama, quedando la hija boca abajo, y colocándole las manos atrás las ató con unos cordones de zapatos que sacó de los bolsillos, para a continuación introducirle un calcetín en la boca, que sujetó con un pañuelo anudándolo a la nuca; inmovilizada y amordazada, la incorporó y sentó en una silla sujetándola con una correa al respaldo con cinturón y atando sus tobillos".

   Acto seguido, presuntamente cogió el móvil de su hija y le pidió que le diese el PIN, ya que estaba desconectado. Conseguido su propósito, llamó a su exmujer y le dijo que fuera corriendo y no dijera "nada a nadie", si no la hija lo iba a "pasar mal", apunta la acusación.

INTERROGAR SOBRE LAS RELACIONES

   A continuación, antes de llegar la madre, "puso una braga de cuello de color naranja a su hija tapándole la cabeza y se fue a esperar". Al llegar ella, le preguntó al acusado dónde estaba la hija, si bien le dio "un empujón" y le dijo que subiera.

   Tras llegar a la habitación y ver a su hija, la mujer pidió que la soltara, pero "empujándola de nuevo la tiró sobre la cama y amenazándola con el cuchillo le ató las manos a la espalda con una corbata, le introdujo una bola de papel en la boca amordazándola con otra corbata y le tapó la cara con una prenda textil para a continuación, atándole los tobillos, sentarla sobre un baúl delante de su hija", según la calificación.

   Posteriormente, el acusado se sentó y "con el cuchillo en la mano" reclamó a la mujer que dijera a la hija desde cuándo estaba con el otro varón, tras lo cual el acusado supuestamente le pegó "un puñetazo en la cabeza" y comenzó a "sangrar por la nariz", al tiempo que se puso "cada vez más alterado".

   Al respecto, presuntamente comenzó a interrogar a su exmujer sobre "las relaciones íntimas" con su pareja y "cuando no contestaba o la respuesta no le satisfacía le golpeaba con puñetazos, todo ello delante de la hija a la que había quitado la prenda que cubría su cabeza y con la finalidad de humillarla ante su hija", indica la acusación.

   Mientras, el acusado cogió el móvil de ella y "comenzó a leer en voz alta" los mensajes que el varón le había enviado a la mujer, al tiempo que "cuando era contrariado volvía a propinarle puñetazos, cinco o seis, mientras su hija le decía que dejara de pegar a su madre, ante lo cual volvió a taparle la cabeza".

   En un momento, "tranquilizado un poco", el procesado destapó la cabeza a su hija y le dijo que "qué hacía ahora, que sabía que lo iban a denunciar, que antes de entrar en prisión se quitaba la vida y cómo hacían las cosas para salir de ahí los tres bien".

   Ante la aseveración de la hija de que no iba a ser denunciado, les dio "un voto de confianza", pero pidió que le prometieran que no se lo dijeran a nadie ni llamaran a la Policía. Tras ello, comenzó a desatar a la hija y a la madre, a quien al no poder desatarle los pies "cogió el cuchillo para cortar las ataduras, pero antes, intencionadamente, le pinchó en el tobillo y le dijo: 'mira es tan fácil como rajarte'", detalla la acusación.

   Así, madre e hija tras lavarse la cara, bajaron a la planta baja y antes de marcharse, les dijo que "no quería hacerles daño, que las quería y que no llamaran a nadie, ya que confiaba en ellas y que las llamaría en un rato". No obstante, cuando se consideraron a salvo, llamaron a la Policía, que lo detuvo más tarde.

LESIONES

   Como consecuencia, la mujer sufrió lesiones en distintas partes de la cara y en el tobillo derecho, así como un traumatismo cervical indirecto y crisis de ansiedad. Mientras, la hija sufrió erosiones en ambas muñecas y tobillos, en el labio y crisis de ansiedad.

   Para la acusación, los hechos descritos constituyen un quebrantamiento de medidas cautelares; dos delitos de detención ilegal; dos delitos contra la integridad moral; dos delitos de lesiones leves, y delito de descubrimiento y revelación de secretos.

   Cabe apuntar que el acusado fue condenado por sentencia del Juzgado de lo Penal número 5 de Córdoba unos 12 días antes de los hechos, como autor de un delito de amenazas en el ámbito familiar y una falta de vejaciones, hechos cometidos contra su exmujer.

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