Un modelo de cálculo matemático desarrollado por científicos españoles ha logrado que las pinturas expuestas a la luz natural no envejezcan ni pierdan color.
El sistema, diseñado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, del Instituto de Cultura de España, de la Universidad Politécnica de Madrid, y del Museo del Prado, ha demostrado su efectividad en una exposición ubicada en el claustro del Monasterio de Santa María de El Paular (Madrid).
Los rayos del sol son fuente de inspiración para muchos artistas, aunque también se pueden convertir en su peor enemigo, al dañar las obras cuando están expuestas.
"En las pinturas al óleo existe un efecto fotoquímico producido por la luz visible y ultravioleta que provoca cambios en las estructuras moleculares de las obras, modificando el color y acelerando su envejecimiento", explica Santiago Mayorga Pinilla, investigador de la facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
A esto hay que sumar la exposición al infrarrojo -en la que el sol emite una cantidad de radiación muy elevada- la cual, además de producir una alteración fotoquímica, modifica la temperatura y aumenta el efecto fotoquímico producido por la radiación visible.
"Si estos valores están por encima de 25º C se consideran perjudiciales, a lo que hay que sumar que los cambios de temperatura bruscos generan agrietamientos en las pinturas al óleo, por las tensiones mecánicas", añade el físico.
Para contrarrestar este problema, los científicos han desarrollado un modelo de cálculo muy preciso que tiene en cuenta todos estos factores, desde la cantidad de radiación en el tiempo y en el espacio, hasta su distribución espectral.
El método, que se publica en la revista Renewable Energy, ha sido probado en el claustro del Monasterio de Santa María de El Paular (Madrid), donde se exponen 54 cuadros de Vicente Carducho.
El cálculo ideado por los científicos tiene en cuenta la posición del Sol, cada tipo de día desde el punto de vista meteorológico y cómo se comporta esta radiación en el claustro, en concreto, en las zonas donde están colocadas las pinturas.
"El método permite conocer en todo momento la cantidad de radiación de forma espectral a la que están sometidas las obras de arte, y proponer actuaciones como modificar la ubicación de los cuadros, poner más protección en las ventanas o utilizar en ciertas zonas iluminación artificial", enumera Mayorga.
Y aunque es imposible evitar del todo el envejecimiento de las obras de arte que se exponen a la luz, el nuevo sistema minimiza los daños y retrasa el deterioro de las obras de arte.
Para calcular el nuevo sistema se han utilizado programas matemáticos de diseño e iluminación, además de aparatos de medida de iluminación y de espectros específicos.
"Este trabajo es exportable a cualquier exposición que se ilumine con luz natural, teniendo en cuenta las características del material utilizado", afirma el físico.