Inhumano. Así podría calificarse el esperpento vivido por casi 1.500 sevillistas que vivieron toda una noche de espera en los aledaños del Ramón Sánchez Pizjuán con el fin de lograr una entrada para asistir al derbi sevillano.
Inhumano no por la espera, que también, sino por las situaciones drásticas que se vivieron por momentos. A las tres de la madrugada intervino ya la policía con una serie de cargas policiales para “ordenar” la inmensa cola. Y a primeras horas del día comenzaron las esperadas avalanchas de muchos aficionados que buscaron, más por lo criminal que por lo civil, hacerse con una preciada entrada. Al final, hasta 500 sevillistas se quedaron sin entradas.