Infaustos han sido los avatares del patrimonio artístico sevillano en la era contemporánea desde sus comienzos: el expolio francés del mariscal Soult, la Desamortización de los bienes eclesiásticos de Mendizábal, la vandálica destrucción previa a la última guerra civil. No obstante, numerosos monumentos permanecen como testigos elocuentes de nuestra atrabiliaria Historia. Tal, la iglesia de San Alberto de Sicilia del antiguo Colegio de los carmelitas calzados de Sevilla.
Tras la pérdida de un importante número de cuadros en el saqueo napoleónico y la posterior expropiación de los bienes del clero, la Congregación de San Felipe Neri, es decir, los padres filipenses, que habían sufrido la destrucción de su convento frontero al de Santa Inés en la revolución de 1868, pasó a ocupar el edificio de los carmelitas en la última década del siglo XIX mientras éstos se trasladaban a su iglesia del Buen Suceso.
El templo de San Alberto -en el que se ha podido contemplar en fechas recientes un hermoso Nacimiento con la parentela de la Virgen, una buena réplica dieciochesca del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, otra copia de la crucifixión de San Pedro del Caravaggio, un Ecce Homo y una Dolorosa atribuidos a Roldán acompañando a la vera efigie de San Felipe Neri, así como diversas pinturas relativas a la vida del santo fundador romano, cuyo centenario de su nacimiento también conmemoramos este año- apenas conserva nada salvo la caja de muros del edificio de su primera etapa carmelita en el siglo XVII, con el altorrelieve de Santa Teresa en el florón de la cúpula y la imagen policromada de San Alberto en la hornacina de la portada exterior.
Las espléndidas tallas de Santa Teresa de Jesús de Alonso Cano y Santa Ana y la Virgen Niña de Martínez Montañés las podemos contemplar en la iglesia del Buen Suceso y sólo las pinturas de Juan del Castillo subsisten en el retablo de San Antonio. Toda la iglesia y sus retablos fueron renovados ulteriormente al gusto neoclásico mientras sus obras pictóricas andan dispersas en museos de Madrid, Worcester, Múnich, Boston y Bucarest: Francisco Pacheco, Francisco de Herrera el Viejo, Alonso Cano, Francisco de Zurbarán.
Sin embargo, la investigación documental en los fondos del Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Sevilla y las reconstrucciones hipotéticas de aquellos retablos nos permiten aproximarnos a la realidad histórica de la iglesia carmelita de San Alberto en sus orígenes. Este ha sido el objetivo que ha cumplido con rigor la joven profesora universitaria Lina Malo Lara en su libro La iglesia de San Alberto de Sevilla. Reconstrucción de un patrimonio artístico disperso o desaparecido, publicado por la Diputación Provincial de Sevilla en su prestigiosa colección de “Arte Hispalense”, que ha superado ya el número 100, representando indudablemente una significativa aportación que faltaba al nutrido acervo de la historiografía artística sevillana.