Una imagen vale más que mil palabras. Las intenciones retratan el escaso o nulo compromiso de los que manifiestan deben solventar y salvaguardar la política portuense. Los del cambio. Gestos que expresan el estado de descontrol y desgobierno que se acrecienta en cada acción o evento que celebran. Modus operandi.
El lugar elegido democráticamente y el escenario representativo del pueblo, sirvió en la mañana de ayer jueves, en la viva imagen del continuado despropósito que viene padeciendo el equipo de Gobierno.
La celebración de un Pleno extraordinario metido a prisas y corriendo, donde se iba a aprobar una solicitud de inclusión en el programa de ayudas para la renovación de las instalaciones de alumbrado exterior municipal, mostró la desoladora y patética ausencias de hasta tres concejales.
Silvia Valera y María Eugenia Lara, ambas del PSOE, y Antonio Fernández, de Izquierda Unida, los tres del tripartito, no se personaron a tiempo. Y eso que el Pleno, que debía comenzar a las 8.30 horas no lo hizo hasta las 8.40. La espera no cumplió con su objetivo y la votación no llegó a celebrarse por falta, lógicamente, de quórum.
Sin despertador
El pleno se pospuso para las 12 horas donde, ahora sí, ya a mediodía, estuvieran todas y todos. Pero tampoco fue así, dado que la oposición (PP y el concejal no adscrito Carlos Coronado), salvo Ciudadanos, se ausentó como medida de protesta.
La oposición encontró en este nuevo gesto todo un desafío a la falta de respeto, al entregar en mano la documentación con un tiempo escaso y fuera de procedimiento y sin nula preparación para debatir.