En 2010 no dudaron en tirar cisternas enteras de leche como protesta y medida de presión. Ahora, “con la que está cayendo”, han cambiado de estrategia y este miércoles no dudaron en ofrecer, en plena calle Larios, degustaciones de “quesos justos” para concienciar a los vecinos de que su elección a la hora de llenar la cesta en el supermercado puede marcar la diferencia para las 1.500 familias que viven de la cabra en nuestra provincia. Los cabreros malagueños reivindicaron así un “precio mínimo justo” tras una bajada de más del 30% desde el pasado enero que ha puesto en jaque a muchas de las explotaciones que temen echar el cierre y que para sobrevivir han tenido que vender ejemplares al matadero por no poder mantener la alimentación de todos.
“Necesitamos una industria fuerte pero justa donde todos podamos vivir dignamente para no arruinarnos con toda la familia humillados y cansados”, pide Antonio Rodríguez, portavoz de los ganaderos en COAG, que aseguró que debemos estar “orgullosos” de la materia prima. Recientemente cuatro quesos de Málaga han sido seleccionados entre los mejores del mundo en la World Cheese Award. El “pulso” de las grandes marcas, a quienes acusan de “verdugos” está poniendo en jaque la supervivencia de las 25.000 cabras de la provincia, una especie valiosa por su carne y que ofrece más de 3 litros diarios de leche.
El apoyo del consumidor, “que tiene la llave” es su último recurso para subsistir, animando a buscar el producto local “que ha pagado un precio razonable”. Y es que critican que la materia prima “viaje de aquí a Francia y luego vuelva a un coste muy superior para comprarlo en Los Patios”. “Si echáramos números habríamos desaparecido, esto se mama en familia”, asegura López, que incide en que Málaga es la “columna vertebral del sector caprino en Andalucía”.