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Doce muertos y decenas de heridos en un posible atentado en Berlín

Un camión irrumpió en un mercadillo navideño del centro de Berlín y arrolló a la multitud causando escenas de pánico y confusión

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Al menos doce personas murieron este lunes y unas cincuenta resultaron heridas arrolladas por un camión que irrumpió en un mercadillo navideño del centro de Berlín, objetivo presuntamente de un atentado terrorista.

Varios medios locales coincidieron en informar de que el conductor, que fue detenido poco después en las cercanías, es un paquistaní o afgano que llegó como refugiado Alemania el pasado febrero y el camión fue robado de una obra en la vecina Polonia.

Los hechos ocurrieron en torno a las 20.15 hora local (19.15 GMT), cuando el vehículo pesado invadió una zona peatonal en la Breitscheidplatz, eje del antiguo sector occidental de la ciudad, y atropelló a las numerosas personas que visitan el tradicional mercadillo.

Las fuerzas de seguridad diseñaron un amplio dispositivo de seguridad en torno al lugar y pidió a los berlineses que permanecieran en sus casas y dejaran libres las vías de acceso para las ambulancias y los vehículos de los bomberos.

Entre los muertos se encuentra, además de visitantes del mercadillo, el copiloto del camión y entre los 48 heridos, que fueron trasladados a diversos centros médicos, hay algunos de gravedad.

Pasada la medianoche, el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, rechazó confirmar que el brutal atropello fuera un atentado, pero reconoció que "mucho apunta en esa dirección".

La Fiscalía Federal, competente para cuestiones de terrorismo, abrió una investigación paralela a las que han iniciado la Fiscalía del estado de Berlín, a la que se ha destinado a siete fiscales.

Hasta la Breitscheidplatz, junto a la que se erige la emblemática Gedächtniskirche (iglesia del recuerdo, en alemán), se desplazaron el alcalde-gobernador de Berlín, Michael Müller, y su titular de Interior, Andreas Geisel, quienes aseguraron que la situación se encontraba "bajo control".

Müller confió en que pudiera confirmarse una hipótesis distinta a la del atentado, aunque en la mente de todos los presentes estaba el brutal ataque registrado el pasado 14 de julio en Niza, cuando un camión irrumpió en el paseo de los Ingleses poco después de que acabaran los fuegos artificiales de la fiesta nacional francesa, provocando la muerte de 86 personas.

En esta ocasión, el camión recorrió unos cincuenta metros en el interior del mercadillo, destrozando puestos de adornos navideños y casetas de comida mientras numerosos visitantes eran arrollados.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, mostró su dolor por los muertos y los heridos a través de un mensaje difundido por su portavoz en Twitter, mientras que el presidente del país, Joachim Gauck, se mostró conmocionado por la "terrible noche" de Berlín y de todo el país.

El ministro de Interior señaló que conocen informaciones que están difundiendo diversos medios y que atribuyen el atentado al Estado Islámico, pero se negó a especular al respecto recordando que es práctica habitual del grupo terrorista atribuirse ataques.

La seguridad de todos los mercadillos navideños será analizada mañana en una conferencia con los responsables de Interior de todos los estados federados, pero de Maizière recordó que se trata de lugares tradicionalmente abiertos.

El ministro confió en la "fortaleza" del pueblo alemán, demostrada este verano tras el ataque mortal de un joven en un centro comercial en Múnich, y abogó por defender "juntos y unidos" las libertades del país.

Esa unidad se vio sin embargo pronto quebrada desde el partido populista Alternativa para Alemania, cuyo líder en el "Land" de Renania del Norte-Westaflia, el eurodiputado Marcus Pretzell, dio por hecho que el atropello mortal fue un atentado y que sus víctimas son "muertos de (Angela) Merkel".

"¿Cuándo va a reaccionar el Estado de derecho alemán? ¿Cuándo acabará esta maldita hipocresía? Son los muertos de Merkel", apuntó el político en su cuenta en Twitter.

El pasado mes de julio Alemania fue escenario de dos ataques yihadistas, cometidos por un menor refugiado afgano en un tren de cercanías en Würzburg y por un solicitante de asilo sirio en Ansbach, que murió al detonar una mochila con explosivos.

Sus ataques contribuyeron a polarizar el ya de por sí controvertido debate sobre la acogida de refugiados en Alemania, que desde principios de 2015 ha recibido a cerca de 1,3 millones de solicitantes de asilo.

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