Actualmente, en muchos lugares del mundo, existen serias dificultades para acceder a los recursos más básicos. Nos encontramos con situaciones extremas de hambruna, falta de agua potable, violaciones sitemáticas de los derechos humanos más elementales... En una gran cantidad de zonas no existen ni tan siquiera hospitales ni colegios. En definitiva, un panorama desolador que afecta especialmente a los más vulnerables: los niños y las niñas. En muchas ocasiones, en los países en los que, afortunadamente, vivimos en una mejor situación, no nos paramos a pensar lo suficiente en este duro panorama.
Para luchar contra este duro contexto numerosas Organizaciones no Gubernamentales (ONG) realizan actividades diariamente para el buen desarrollo de los niños y las niñas, preocupándose por su alimentación, educación y asistencia sanitaria. Asimismo, intentan que las niñas y niños puedan acceder a más oportunidades y desarrollar su pleno potencial, promoviendo y defendiendo los derechos de la infancia, especialmente de la más vulnerable y marginada. Una de las formas mediante las cuales llevan a cabo esta labor es el apadrinamiento. ¿Cómo apadrinar un niño? Con un pequeño gesto de ayuda que contribuirá a la lucha contra la pobreza. Con tan solo una aportación de 60 céntimos al día se puede comenzar el proceso con el cual se beneficiarán otros 55 niños más, proporcionándoles un futuro mejor. En este programa se intercambian 3,18 toneladas de cartas al año de niños a familias, como manera de agradecimiento.
Con el dinero recibido de los voluntarios y socios, las ONG invierten en programas de agua y saneamiento para favorecer la existencia de un sistema sanitario básico y de un agua para consumo seguro y asequible. Así se podría evitar que millones de niños mueran cada año de diarrea provocada por la falta de higiene y salubridad. Otra de las preocupaciones fundamentales de estas organizaciones es que los niños y niñas tengan una nutrición adecuada, ya que ésta es la base de la supervivencia, salud y desarrollo infantiles. Para conseguir este propósito, se colabora con diferentes comunidades y organismos que son especialistas en hacer frente a la malnutrición, intentando influir en políticas destinadas a la lucha contra el hambre mundial y produciendo mejoras duraderas en los hábitos alimenticios y nutricionales de los pequeños.
Por otro lado, las ONG también invierten millones de euros en programas de educación sexual y reproductiva para que los jóvenes conozcan los riesgos a los que están expuestos, como enfermedades de transmisión sexual o embarazos tempranos. Asimismo, trabajan para evitar las principales formas de violencia que afectan a mujeres en todo el mundo. Una de ellas es el matrimonio infantil forzado que tiene consecuencias físicas, psicológicas y emocionales, además de sociales y económicas. Otra es la mutilación genital femenina, una práctica habitual para muchos grupos religiosos, que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales femeninos por razones no médicas. Otra de ellas muy presente, por desgracia, en la sociedad actual es la violencia de género, que se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo la haya sufrido.