El telón de boca pintado por Bernardo Ferrándiz en 1870 está en pleno proceso de restauración. Tras unos trabajos previos de asentamiento de la pintura desarrollados en el escenario del Teatro Cervantes, el lienzo se enrolló en un gran cilindro construido para la ocasión y se trasladó al Palacio de Ferias de la capital para los trabajos de in-tervención en la deteriorada y parcheada tela. Esta fase se prolonga más de lo previsto dado que al retirar el reentelado que se hizo en la poco adecuada restauración de 1954 se ha encontrado en mucho peor estado del que se esperaba la tela original. Por ello, prosiguen estos días en el Instituto La Rosaleda dichos trabajos en el soporte con vistas a trasladarlo próximamente al Patio de Banderas del Ayuntamiento. Allí, el equipo de ocho restauradores de la empresa Quibla Restaura realizará ante la vista a la vista de cualquier interesado en el patrimonio malagueño los trabajos centrales de la intervención.
La recuperación de una pieza en mal estado de conservación
La Fundación Málaga y el Teatro Cervantes abordan conjuntamente la restauración de la pieza, habitualmente oculta dado su mal estado de conservación y fragilidad. Con ello, las pinturas del telón de boca y del techo, asimismo de Ferrándiz y también restau-rada entre 2004 y 2005 gracias al patrocinio de la Fundación Málaga, recuperarán el diálogo natural para el que fueron concebidas. Está previsto que los trabajos continúen hasta otoño. El coste se cifra en 95.000 euros más IVA.
El telón de boca de Ferrándiz fue exhibido al público por última vez en 2012, en la cele-bración del 25 aniversario de la reapertura del teatro, en un acto presentado por Carlos Álvarez en el que se interpretó la opereta de Lehár La viuda alegre. En este 2017, y coincidiendo con el 30 cumpleaños de la reinauguración del edificio de Gerónimo Cuer-vo, el Ayuntamiento de Málaga y la Fundación Málaga llegaron a un acuerdo para recu-perar para la ciudadanía una obra de arte muy dañada debido al paso del tiempo y a intervenciones anteriores poco adecuadas.
Los trabajos previstos
La intervención sobre el telón, un gran desconocido para la sociedad, llevaba muchos años estudiándose, especialmente tras la actuación sobre el techo pintado, con el fin de completar la revalorización histórica y artística de las más singulares obras que ornan el espacio y que además tienen en común la autoría (Bernardo Ferrándiz y Antonio Muñoz Degrain, entre otros) y la fecha de ejecución, 1870.
Como es prescriptivo, la propuesta de restauración se inició con un profundo estudio de sus características estéticas y materiales, que concluyeron en un proyecto donde se vertieron los resultados obtenidos del análisis visual, fotográfico (bajo luz normal, rasan-te, macrofotografías, ultravioleta), gráfico (mapeado de daños), físico-químico y de in-vestigación documental, sin olvidar el establecimiento de los criterios de intervención. A partir de estos datos, se elaboró la consiguiente propuesta de actuación.
El alto nivel de degradación que presentaba está directamente relacionado con las dos intervenciones llevadas a cabo en 1902 y 1954, propiciadas por el estado de ruina que presentaba, pero que se traducían en burdos repintes con temples y purpurinas y la aplicación de grandes parches y cosidos de los desgarros.
La pieza, de aproximadamente 130 m2, presentaba grandes problemas de estabilidad en todos sus estratos componentes: el soporte, reentelado con grueso lienzo que le añade un gran peso y le provoca grandes deformaciones, presenta además abundantes añadidos de otras telas, fisuras, pérdidas y ataque de hongos; por su parte, la capa pictórica, casi en su totalidad desfigurada y oculta bajo los citados repintes, ofrece todo un catálogo de daños que convierte su restauración en un gran reto y en una ineludible obligación.
El proyecto contemplaba que los trabajos se iniciaran desde las capas inferiores, elimi-nando el reentelado y todo el material superpuesto (tareas que se han abordado en el Palacio de Ferias y prosiguen en el Instituto La Rosaleda), para seguir con la limpieza y retirada de repintes (aspecto éste que entraña gran dificultad al haberse realizado con una técnica más sólida y cubriente que el original), estucado de lagunas y reintegración del color en las zonas faltantes. A todo ello hay que añadir las dificultades que el gran formato conlleva, no siendo el menor de ellos la adecuación de un espacio con las di-mensiones suficientes.