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San Fernando

Sendero de la Punta del Boquerón o en busca del tesoro escondido

Su escasa accesibilidad es mala y es buena; su lejanía es mala y es buena y su potenciación como elemento turistico es mala y es buena (VIDEO).

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Tiene un problema, vaya por delante ante la cascada de virtudes que se van a leer a partir de aquí. No es accesible para personas con movilidad reducida porque muchos tramos son de arena por la que es difícil caminar. Y además no cuenta con descansaderos para este tipo de personas Descansaderos con sombra, con bancos...

Es verdad que es un pasaje natural y que esa arena que dificulta el andar es -valga la redundancia- lo natural. Pero no está de más decirlo por si los responsables están pensando en solucionarlo, aunque sea poco a poco. Por eso de que a tantos se les llena la boca hablando de accesibilidad.

Y es que lo primero que se siente, personas con un mínimo de sensibilidad, es que tanta belleza no pueda disfrutarla todo el mundo. Desde que se entran en el sendero en la última pista de la playa hasta que se sale, a pocos metros de la Batería de Urrutia, todo es un paisaje inigualable, el mismísimo escaparate de lo que es el hábitat de la zona, un microcosmos que lo tiene todo y a lo que no le sobra nada. 

No en vano la Junta de Andalucía habla de la Punta del Boquerón, no como un paraje, una playa, una lengua de arena. Empieza diciendo que es un Monumento Natural, con mayúsculas, es una flecha litoral compuesta por una línea de dunas vírgenes emergidas del Atlántico, frente a las Marismas de Sancti Petri.

Ya por el camino lo explican, aunque también hay que cambiar más de un panel informativo. Más que nada porque no se pueden leer.

El entorno de San Fernando, famoso por sus playas y marismas, es resultado de los últimos episodios geológicos de la región, cuando la sedimentación fue rellenando el estuario.

Después, la acción del oleaje sobre los sedimentos formó barreras como la del Boquerón, que encerraron a las marismas acentuando su pérdida de profundidad. Con la posterior retirada del mar emergió esta flecha litoral, siendo el viento y la marea quienes terminaron de modelar el paisaje actual.

En las arenas dunares la vegetación está compuesta por barrón y retama blanca, mientras que en las marismas están presentes especies adaptadas a una alta salinidad, como salados, sapinas, armajos y hierba salada.

Mucha, mucha vida
En los caños convive un gran número de peces, moluscos y cangrejos, que siguern siendo objeto de las más tradicionales artes pesqueras. Pero sin lugar a duda, en materia de fauna los protagonistas son las aves, que encuentran el lugar idóneo para alimentarse o descansar en sus migraciones. Hay presencia de limícolas, como correlimos o cigüeñuelas, y marinas como la gaviota.

Si se realiza un paseo en barca por los caños, es posible apreciar a estas aves junto a garcetas, garzas reales y flamencos. Todo ello lo dice la Junta en su página oficial sobre este Monumento.

El sendero de la Punta del Boquerón ofrece una panorámica excepcional del Castillo de Sancti-Petri. Esta construcción, levantada sobre sucesivos templos fenicios y romanos, ha sido declarada Bien de Interés Cultural junto con las ruinas de la Batería Urrutia.

La Punta del Boquerón es muy apreciado por pescadores de caña dada la tranquilidad del paisaje y las bellas puestas de sol que ofrece la espalda del castillo.

Este periódico tiene como un tesoro, precisamente, un reportaje realizado desde una avioneta en 2011 que es absolutamente atemporal, porque el tiempo no pasa por allí, al menos de forma perceptiva, independientemente de que un sistema dunar es un sistema en movimiento continuo.

Y tiene ese reportaje como un tesoro porque el paisaje que se divisa es absolutamente virgen, absolutamente grandioso, absolutamente distinto, absolutamente bello... Es un paisaje, dicho así, también con mayúsculas, Absoluto. Contundentemente Absoluto. Monumentalmente Absoluto.

Reconocimientos
La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (AEDAC) hizo que el Sendero de la Punta del Boquerón ingresara en 2016, por primera vez, en la Red de Senderos Azules, listado que también elabora de forma anual AEDAC para reconocer la contribución al patrimonio natural y etnológico de los itinerarios y elementos paisajísticos que enlazan playas o puertos con Bandera Azul.

Sólo siete espacios andaluces forman parte de esta red, dos de ellos en la provincia de Cádiz: el Sendero de la Punta del Boquerón y el cordón dunar de los Pinares de Rota. En 2017 sigue manteniendo ese galardón.

Ecologistas en Acción le concedió el distintivo de Playas vírgenes a la Zona de la Punta del Boquerón en Camposoto precisamente cuando se hizo el reportaje mencionado.

La adjudicación de este distintivo formaba parte de una campaña que Ecologistas en Acción realizó con el Área de Medio Ambiente de la Diputación de Cádiz. El distintivo contrarrestaba el otorgado a la playa de la Casería por el colectivo, que desde hace años ostenta la Bandera Negra en forma de torres de 15 pisos.

Todos los galardones reconocen el valor de una playa en su estado natural, una playa que no ha sufrido apenas intervenciones antrópicas, carece de edificaciones, no sufre vertidos urbanos ni industriales y sus aguas y su arena presentan buenas cualidades.

Este viernes -las fotografías a ras de suelo- estaba razonablemente limpio y cuidado. La temporada de baños acaba de terminar y el Ayuntamiento ha recibido en años anteriores muchas críticas por el estado de suciedad.

Es de presumir que ese estado irá empeorando. Porque ya no hay servicios en la playa. Porque está lejos. Porque hay mucho incívico por todos sitios. Aunque también se puede seguir a algunos ciudadanos con su perro y la bolsita de plástico en la mano -con resultados positivos- que no encuentran un recipiente donde tirarla hasta llegar de nuevo a la última pista de la playa.

Porque está lejos, lo que es bueno, pero también malo.  Los chiclaneros, la gente que vive en Chiclana, lo tiene más fácil. Pueden cruzar con barcos a la orilla isleña.

Los isleños, la gente que vive en La Isla, tienen que navegar desde Gallineras. O tienen que ir hasta la playa en coche y desde allí comenzar a andar. Los que no son capaces de ir andando -o corriendo- desde la ciudad, claro. Que son la mayoría.

San Fernando no tiene infraestructura hotelera cercana -ni lejana- a la playa y eso es una dificultad añadida. No faltarán quienes lo vean como una ventaja, claro. Pero es la realidad.

Quizá el mayor activo turístico que tiene la ciudad sea precisamente la falta de todo tipo de infraestructura,que ha mantenido virgen el Monumento Natural Absolutamente Hermoso.

Pero eso es demasiado fácil. Y poco productivo. Y no hay nada peor que una cosa poco productiva para que termine como las salinas y esteros de San Fernando. El desafío quizá no sea dejarlo todo en manos de la Naturaleza. También de la Educación.

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