Ivanka Trump continuó hoy con su visita de "diplomacia olímpica" a los Juegos invernales de PyeongChang, después de que Estados Unidos aprobara nuevas sanciones sobre Corea de Norte y endureciera su discurso contra el régimen en pleno deshielo intercoreano.
La hija y asesora del presidente estadounidense Donald Trump, quien encabeza la delegación de este país para el tramo final de los JJOO, asistió a varios eventos deportivos en la jornada previa a la clausura del evento, en la que volverán a coincidir las comitivas enviadas por Estados Unidos y por Pyongyang.
Ivanka llegó el viernes a Corea del Sur y ese mismo día asistió a una cena con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en la que salieron a relucir de nuevo las divergencias entre Seúl y Washington a la hora de afrontar el problema norcoreano.
Mientras que Moon apostó por mantener el ambiente de acercamiento entre las dos Coreas propiciado por la celebración de los Juegos Olímpicos, Ivanka recalcó que el objetivo de su viaje es "reafirmar el compromiso de los aliados por maximizar la presión por el Norte", según dijeron en sus respectivas intervenciones durante la cena.
Seúl ve en la visita de la hija de Trump una oportunidad para mejorar la disposición de Washington ante su estrategia de "deshielo olímpico", y en este sentido Moon se esforzó por subrayar que los dos aliados comparten el objetivo común de lograr de forma pacífica la desnuclearización de la península de Corea.
El Ejecutivo surcoreano ha valorado de forma positiva las nuevas sanciones aprobadas en la víspera por la Casa Blanca contra Corea del Norte, y anunciadas mientras Ivanka se encontraba en el país asiático.
Estas medias punitivas unilaterales han sido calificadas por Washington como el "mayor conjunto" de sanciones económicas contra el régimen y se centran en 27 compañías navieras y 28 buques que comercian con el país asiático.
El ocupante del Despacho Oval afirmó que si las nuevas medidas contra el régimen que lidera Kim Jong-un "no funcionan", acudirá "a la fase 2", lo que "puede ser muy duro", en unas declaraciones realizadas durante una rueda de prensa celebrada en la víspera en Washington.
Las sanciones adicionales y el endurecimiento del tono contra el Norte contrastan con las revelaciones de esta semana sobre un intento fallido de encuentro en PyeongChang entre el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, con una delegación norcoreana encabezada por Kim Yo-jong, la hermana del dictador.
Ambas partes coincidirán una vez más este domingo en el palco de autoridades del Estadio Olímpico de PyeongChang, lideradas en esta ocasión por Ivanka, el rostro más amable de la Administración Trump, y por el general norcoreano Kim Yong-chol, integrante del núcleo duro de la cúpula militar del régimen.
La presencia de ambas comitivas ha vuelto a desatar las especulaciones sobre un eventual diálogo, aunque la Casa Blanca ha señalado que está opción no está en los planes de Ivanka, al igual que durante el viaje de Pence a PyeongChang.
La delegación norcoreana de ocho miembros incluye a varios oficiales encargados de asuntos nucleares y de la diplomacia con Estados Unidos, según han señalado los medios surcoreanos, que consideran que la composición de la comitiva refleja la disposición al diálogo de Pyongyang.
Corea del Sur confía en que su acercamiento con el país vecino, con el que continúa técnicamente en guerra, pueda servir para que EEUU y el régimen retornen a la mesa de negociación tras un 2017 marcado por las insistentes pruebas de armas norcoreanas y sus repetidos cruces de amenazas con el propio Trump.
En esta jornada previa a la clausura de los Juegos, Ivanka visitó la residencia de los atletas estadounidenses, y presenció la final de "big air" de snowboard, en un palco donde estuvo acompañada por la primera dama surcoreana, Kim Jung-sook, y por la ministra surcoreana de Exteriores, Kang Kyung-wha.