El alcaldable del PP; Beltrán Pérez, presentó hace unos días el denominado Consejo de Ciudad o Consejo de Sevilla, compuesto por veintinueve expertos -calificados de independientes- en diversos campos y cuya misión, según el partido de la gaviota (o del charrán, según se interprete) será configurar el modelo de ciudad que el candidato a la Alcaldía va a proponer a los sevillanos “como fruto -indica la formación política- de la conversación constante entre los integrantes de un proyecto que quiere transformar la frustración ciudadana en ilusión y a aquellos que tienen en sus manos la llave del futuro de Sevilla: nuestros vecinos”.
La creación de un consejo de notables dentro del PP no es algo novedoso. Hace ahora casi diez años, el 25 de octubre de 2008, el entonces presidente del PP(A), Javier Arenas, presentó en Córdoba un Consejo Asesor formado por 32 personas, la mayoría de ellas profesionales independientes. Lo definió como “un laboratorio de ideas” que debía trasladarle la opinión directa de la calle y traducir en iniciativas que poder presentar en el Parlamento andaluz, y también para testar la alternativa popular en la comunidad autónoma. “Le queremos trasladar a la sociedad -dijo Arenas en su discurso- el mensaje de que queremos la alternativa no para intervenir en ella, sino para escucharla”.
Paralelismo
Obsérvese el evidente paralelismo entre las dos iniciativas separadas por diez años y hasta en la terminología empleada: conversar/escuchar a la sociedad civil para que de ella emanen las ideas para el programa electoral del partido. Es la mejor demostración de que Beltrán Pérez tiene como ejemplo y mentor a Javier Arenas, a la postre el valedor de su candidatura a la Alcaldía.
Hasta el número de miembros (32 en el Consejo de Arenas, 29 en el de Beltrán Pérez) es similar, con la diferencia de que el del ex-ministro lo presidía una persona sin cargo orgánico en el partido, el notario Luis Marín Sicilia (primer vicepresidente del Parlamento andaluz por UCD) y que el del alcaldable lo presidirá una compañera de su bancada en el Ayuntamiento, la edil Mar Sánchez Estrella.
Arenas fue aún más lejos en el tiempo y en la creación de consejos, ya que en el año 2004 fundó un Consejo Asesor sobre I+D compuesto por catorce miembros, entre los que figuró el ex rector de la Hispalense y ex diputado autonómico por Izquierda Unida Juan Ramón Medina Precioso y presidió otro catedrático ex militante de IU, Luis Rull.
También hay que remitirse al actual alcalde, Juan Espadas, que aunque no nombró un Consejo Asesor como tal sí mantuvo reuniones sectoriales con todo tipo de personas y reconoció poco antes del inicio de la campaña electoral del año 2015 que para la redacción de su programa, con 377 medidas “para un gobierno participativo, innovador y revolucionario” se había basado en 5.000 ideas aportadas por los ciudadanos; en esa línea, su “filosofía” sería potenciar la participación de colectivos sociales y profesionales.
Así pues, el denominador común de Arenas, Pérez y Espadas es la referencia al diálogo, la conversación y el escuchar a los ciudadanos a través de los notables de que se rodean.
Los “ex”
Del Consejo de la Ciudad de Beltrán Pérez se ha querido destacar la naturaleza independiente de sus miembros, aunque hay alguna excepción.
Por ejemplo, Adolfo González, profesor de Historia de América de la Universidad Hispalense, fue durante ocho años diputado del PP en el Congreso de la Carrera de San Jerónimo pero en 2011 dio la espantada cuando se enteró de que lo iban a relegar del cuarto al sexto puesto en la lista electoral y, por tanto, con menos posibilidades de repetir en el escaño.
Otro egresado de la política, o más bien regresado a ella, es Juan Ortega, el exconsejero por el PA de Relaciones Institucionales en la Junta de Andalucía, que trae consigo a este Consejo Asesor de Pérez a su esposa, la poetisa Rosa Díaz. Veremos cómo le resulta a Beltrán este guiño al extinto Partido Andalucista, que en las últimas elecciones municipales apenas cosechó 4.536 votos (el 1,41% de todos los emitidos).
Disparidad
Resalta en el Consejo del alcaldable del PP la gran desproporción entre el número de hombres y de mujeres que lo componen, máxime tras el éxito de las masivas movilizaciones femeninas el pasado 8 de marzo y el reciente nombramiento por Pedro Sánchez del Gobierno más feminista de la historia de España, con once mujeres y siete hombres, incluido el presidente.
De las veintinueve personas elegidas por Pérez para ayudarle a elaborar el programa electoral para las elecciones municipales de 2019, veinte son hombres (el 69% del total) y tan sólo nueve, mujeres (el 31%).
Esta proporción no se aproxima siquiera a la existente en la población de Sevilla capital, formada mayoritariamente por mujeres: 366.759, que suponen el 52,50% del total de habitantes, frente a 331.931 hombres, el 47,50%.
Así pues, la representación femenina en este Consejo de Beltrán Pérez está veintiún puntos por debajo del peso demográfico de la mujer en nuestra ciudad y aunque podría argumentarse que el criterio que ha de primar es la valía personal por encima del sexo, el alcaldable del PP quizás podría haber hallado más féminas para su organismo asesor si se lo hubiera propuesto en firme, en una mayor apuesta por la paridad.
Profesionales
El tercer rasgo destacable es que el Consejo está integrado en su inmensa mayoría por profesionales que hasta no hace mucho se calificaban de liberales: cuatro abogados (el 14%), cuatro profesores universitarios (otro 14%), tres médicos (el 10%), tres arquitectos (otro 10%), dos ingenieros (el 7%), tres profesionales vinculados al mundo de la comunicación (10%), dos de las finanzas (7%), tres del mundo de la cultura (10%), un notario, un ex consejero de la Junta de Andalucía, un ex jefe de la Policía, un alto funcionario del Ministerio de Justicia y un miembro de una asociación de afectados por una enfermedad.
Por tanto, el alcaldable del PP se ha rodeado de perfiles que “a priori” encajan con el electorado de su partido, pero no ha ido mucho más allá ni ha hecho guiños a colectivos profesionales y sociales que pudieran significar un deseo de ensanchamiento de la base electoral de la formación política.
Si se observan los resultados de las elecciones municipales en Sevilla capital en los últimos veinte años, el PP se mueve entre doce y quince concejales, insuficientes para poder gobernar en solitario. Sólo rompe ese techo cuando Zoido irrumpe sin complejos en los barrios sociológica y políticamente de izquierdas, que nunca antes se habían atrevido a pisar los líderes locales de su partido, y pide a los vecinos su voto prestado con la promesa de arreglar desde el gobierno de la ciudad los desaguisados, escándalos y despilfarros de Monteseirín. En esa jugada capta como símbolo hasta un frutero de Su Eminencia.
Zona de confort
Y la falta de ampliación de la base sociológica, por no haber realizado ningún fichaje en ámbitos de la izquierda (recuérdese a Javier Arenas incorporando a antiguas figuras de IU), se nota en demasía en la composición del Consejo de Ciudad de Beltrán Pérez, y desde ese punto de vista puede calificarse como una ocasión perdida. El alcaldable no ha salido de su zona de confort al no reclutar para su causa a personas distintas y distantes ideológicamente a través de las que conectar con los votantes no tradicionales de su partido y sin los cuales no puede aspirar a lograr una mayoría de gobierno. Necesitaba ampliar el espectro con este organismo y no ha transmitido ese mensaje a la opinión pública con la selección de los miembros que lo componen.
Beltrán ha pedido a su flamante Consejo de Sevilla que identifique una oportunidad oculta y no evidente que permita a la capital andaluza “volver a ser la gran ciudad que puede ser, si decide serlo”, pero ha marcado entre sus objetivos el dragado del Guadalquivir tan sólo unos días después de que en unas Jornadas universitarias el presidente de la Autoridad Portuaria ratificara que se trata de un proyecto abandonado y que la apuesta actual del puerto es por la sostenibilidad ambiental del estuario. O sea, que Beltrán pide ideas nuevas para Sevilla mientras él sigue anclado en las viejas.