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Lógica y cunerismo

Incluir a Teresa Rodríguez en la lista por Málaga le ha brindado un nuevo fuego de artificio al PSOE, y hasta Podemos parece haber corrido con los gastos

  • Teresa Rodríguez. -

El viernes en el que se consumó la moción de censura contra Mariano Rajoy, y Pedro Sánchez se convirtió en presidente del Gobierno, estaba prevista en la agenda oficial un encuentro entre representantes del Gobierno central y de la Junta de Andalucía para la firma del acuerdo que iba a relanzar el proyecto de Las Aletas. La cita, obviamente, fue suspendida, pero no el compromiso entre ambas administraciones, consumado definitivamente este pasado viernes con la presentación de Lógica, la Plataforma Logística y Tecnológica Bahía de Cádiz, que hereda el postergado y trabado proyecto original, para el que ahora se contará con las 125 hectáreas de Las Aletas que validó el Tribunal Supremo, más otras 42 del Polígono de El Trocadero, en Puerto Real, donde se encuentran los antiguos terrenos de Delphi. 

El vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, destacaba en la presentación de Lógica, a modo de prólogo, que se han seguido “los pasos del consenso conseguido con el anterior Ejecutivo”, que era una forma de ratificar la implicación existente hasta hace poco más de cien días entre Gobierno y Junta, entre PP y PSOE, en favor de la necesidad del nuevo proyecto de Las Aletas, pero, también, de reconocer que nos hemos perdido una foto histórica, la de la suma de los dos grandes partidos en favor de una iniciativa fundamental para el desarrollo socioeconómico de la provincia de Cádiz; una foto que hubiera servido para hacer borrar por una vez el maldito estigma de los que “anteponen los intereses partidistas a los de los ciudadanos”.

Con foto o sin ella, los 90 millones de euros de inversión vuelven a estar consignados para hacer realidad lo que desde hace más de una década no dejaba de ser una aspiración: disponer de terreno suficiente para la instalación de nuevas empresas, o lo que es lo mismo, más oportunidades para el empleo, que es la fórmula más directa para abandonar las tasas actuales de paro y esquivar los ramalazos de la crisis, ahora que empieza a hablarse de desaceleración económica.

El PSOE, en cualquier caso, sabrá rentabilizarlo. Ya está en precampaña, que es como la pretemporada de los clubes de fútbol, salvo que en vez de fichajes, títulos y críticas a los rivales, anuncian promesas, aspiran al máximo de escaños y no dudan en desestabilizar las operaciones del adversario, incluso si se trata del propio Gobierno de Pedro Sánchez: alguien ha salido a desmentir que la Junta asesorara a los trabajadores de Navantia en la crisis por las corbetas para presionar al Ejecutivo; ya saben, pudo ser verdad y ni siquiera haber pasado.

Con la prueba superada -toca cortar chapa en astillero- y la conciencia tranquila -las bombas son inteligentes aunque las tiren fanfarrones-, el PSOE ha encontrado asimismo el flanco descubierto para atacar a Podemos y a su coalición con IU -loados sean Echenique y Teresa Rodríguez, tan lejos hasta para evitarse en una foto, tan cerca para ponerlas en bandeja de plata-, ya que para prestarle atención al PP tienen a Ciudadanos, y viceversa.

La decisión de incluir a Teresa Rodríguez como número uno por Málaga, en vez de por su provincia de Cádiz, no solo le ha brindado un nuevo fuego de artificio a los socialistas, sino que además los de Podemos parecen haber corrido con los gastos.

Irene García ha recurrido al “cunerismo” para describir el anuncio. Son ganas de mandar al respetable a la wikipedia, pero también de situar a la formación morada en el ámbito del caciquismo, que es a donde remite el origen de los cuneros: ocupar cuna en la tierra a la que no se pertenece. El “cáncer del cunerismo”, lo llamó José Bono en su día. Lo cierto es que la decisión, más allá de que parezca inexplicable, invita por sí sola a hacer pensar que se ha tomado por temor a las represalias del voto obrero de la industria naval en la provincia, y si no, el PSOE se ha encargado de argumentarlo, por lógica e instinto de supervivencia, que es el que mejor tiene desarrollado después de tantos años, casi tantos como el que lo inventó.  

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