El paraíso del Real Betis aguarda en Milán. En un templo del fútbol. En un partido de postín. En una cita histórica e ideal para sacudirse las dudas que, de repente, se le han subido a la cabeza tras dos derrotas en Liga y mil debates sobre las formas de su fútbol y la escasez de recursos.
El equipo de Setién pone este miércoles bien temprano pie en el aeropuerto con las maletas llenas hasta las trancas de ilusión. Pero, a la vez, de necesidad de taponar la sangría de credibilidad que está dañando la moral del equipo.
La cita llega que ni pintada. Esperada desde hace semanas, cuando el sorteo de Europa League llevó la bola verdiblanca hasta San Siro, el duelo ante un grande de Europa es probablemente lo que necesita el Real Betis para medir la fiabilidad de un sistema que no funciona contra equipos reservones y arropados. El Milan no será de esos, y menos en casa, pero igual es eso a lo que necesita enfrentarse el plan de Setién.
No llega a tiempo Guardado, pese a las esperanzas que despertaron los ejercicios con balón que ya hizo el lunes, con aparente normalidad. Desde el club se confirmó a Viva Sevilla que el mexicano no estará, como tampoco llegará a tiempo el capitán Joaquín. Sí llega Tello, que ya entrena con normalidad, autor del último gol del Real Betis hace 20 días al Dudelange.