Berlín se impuso en las votaciones finales del jurado a las candidaturas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del jesuita español Enrique Figaredo, que trabaja en Camboya desde 1991 e hizo de su vida una cruzada contra las minas antipersonas, y del reportero irano-canadiense Maziar Bahari.
La candidatura ganadora había sido propuesta a este Premio por los eurodiputados Martin Schulz, Íñigo Méndez de Vigo y Andrew Duff, y por el ex presidente del Parlamento Europeo Enrique Barón.
El acta del jurado, que estuvo presidido por el jefe del Ejecutivo asturiano, Vicente Álvarez Areces, destaca que con este premio a Berlín, en el XX aniversario de la caída del Muro, se quiere simbolizar en esta ciudad “tanto a quienes con la pérdida de su vida o de su libertad lucharon de forma directa por superarlo, como a los millones de ciudadanos que fueron capaces de construir, sobre las cicatrices de la división, una sociedad abierta, acogedora y creativa”.
El jurado considera que Berlín ha sido “un nudo de concordia en el corazón de Alemania y de Europa, que contribuye al entendimiento, la convivencia, la justicia, la paz y la libertad en el mundo”.
Nada más conocer la decisión del jurado, el alcalde gobernador de Berlín, Klaus Wowereit, agradeció la concesión del Premio de la Concordia a su ciudad, y ha calificado el galardón como “el Premio Nobel del mundo de habla hispana”.
“El galardón es un honor extraordinario para Berlín, que la capital alemana acepta en representación de todo el país”, afirmó Wowereit en un comunicado difundido por su oficina.
Añade que “el premio significa un nuevo reconocimiento internacional para la revolución pacífica de 1989, que cambió el mundo tan positivamente”.
Areces, por su parte, señaló que Berlín refleja “la construcción de la Europa unida” y también una “imagen de creatividad e innovación que hoy ofrece una idea de futuro basada en la convivencia”.