Un sábado inolvidable para jienenses y visitantes, lleno de historias personificadas en un itinerario de diez kilómetros. Así fue este 19 de enero, en el que Jaén volvió a vivir una noche mágica, una fiesta deportiva y social masiva, que echó a la calle no sólo a los 12.000 corredores convocados, sino a miles de personas entre un público entregado a su carrera y a las 28 lumbres organizadas.
Según el listado de corredores con dorsal, un total de 7.445 salieron y llegaron a la meta de la XXXVI Carrera Urbana Internacional Noche de San Antón, que congregó a atletas profesionales y amateur, adultos y niños, en una cita que es el orgullo de Jaén y su gente.
Éste ha sido el tercer año en la historia de la prueba que la celebración ha cambiado su fecha original, pasando al sábado más cercano al 16 de enero, y se ha confirmado que la tradición se hace grande.
Este 2019 ha sido ilusionante, masivo y espectacular por el ambiente que se ha respirado en la ciudad, a pesar de una noche con riesgo de lluvia y que finalmente salvó las dos pruebas deportivas y las lumbres. Había ganas de carrera y todo se desarrolló con normalidad, salvo por el corte de luz que se produjo en la entrega de premios. Estrenaron la línea de salida los participantes de la carrera infantil, que demostraron que el deporte también es para niños y jóvenes.
Todos dieron una lección de deportividad y con ellos arrancó la fiesta deportiva de la capital. Seguidamente, los corredores que se enfrentaban a diez kilómetros de subidas y bajadas, aliviadas por el aplauso y los vítores del público, demostraron un año más que la de San Antón es una carrera llena de ilusión, magia, esfuerzo y sensaciones.
No es una prueba fácil y el ánimo de quien la apoya llenando cada lugar del recorrido, es un aliento imprescindible. La salida, establecida por cajones, dejó ver a los atletas de élite en la primera fila, los primeros en enfrentarse a una edición masiva en público.
Los atletas corrieron, pero también vivieron momentos inolvidables desde el minuto uno. Todos los corredores, los 10.000 convocados en la carrera B, vivieron uno de los momentos más simbólicos en el cruce del puente del Gran Eje. Centenares de personas esperaban su paso y los vítores y aplausos fueron calurosos. Luego llegó la subida de la Avenida de Madrid, para poner a prueba cuerpo y mente. Uno de los momentos más bonitos fue el paso por la calle Carrera de Jesús, con árboles adornados con motivos navideños, y la llegada a la plaza de Santa María, con un gran número de personas.
Era imposible no levantar la cabeza, a pesar del cansancio, para contemplar la Catedral y seguir buscando momentos únicos en una prueba que duró una hora y media. Fue una noche fría al calor de antorchas y con calles con más jienenses dispuestos a contagiar su alegría a quienes se esforzaron por hacer grande la carrera de San Antón. Fue una noche llena de tradición, con una carrera joven, pero con unas lumbres veteranas, que en estos tres años se han celebrado en un sábado incomparable para la capital.
Entre el público, bolsas de rosetas. Esperar a los corredores degustando uno de los sabores más típicos de San Antón no tuvo comparación. La prueba y las lumbres engrandecieron a Jaén y hablaron de su gente. Encendidas algunas durante la carrera, fue al terminar la prueba cuando se llenaron .
Un total de 28 colectivos, entre asociaciones de vecinos, hermandades, parroquias y bares celebraron una noche de fuego, de melenchones cantados y bailados, de vino, carnes y rosetas, de un ambiente único por una fiesta declarada de Interés Turístico de Andalucía.
Llenaron lumbres como la de los barrios de Expansión Norte, Loma del Royo o La Merced. También los establecimientos hosteleros, con la I Ruta de la Tapa Noche de San Antón, que recibieron a numerosos comensales.